Las terrazas con tapas y picoteo están llenas a las puertas de empezar el mes de junio. La desescalada nos permite disfrutarlas en grupo de hasta 10 personas en fase 1 y 20 en fase 2. Hemos visto que hay separación, mascarillas, hasta mamparas, pero sin embargo hay otros aspectos donde no se tiene tanto cuidado.
Es el caso de las tapas y el picoteo, una costumbre culturalmente muy arraigada que en este momento entraña riesgos. Esas patatas en el centro de la mesa de las que todo el mundo coge sin tener en cuenta que así traspasamos el virus.
Las tapas deben ser individuales. Parte del brote alemán se debe a que una supercontagiadora pasó un salero. Un gesto inocente, pero ahora mismo, un riesgo.
Otro riesgo, encender un cigarro tras habernos desinfectado las manos con hidrogel, se desaconseja porque es inflamable.
España tiene el mayor porcentaje de ascensores por habitante del mundo. Por eso es importante insistir en que no se puede compartir este espacio tan pequeño, si una de las dos personas tiene el virus basta una microgota para que se produzca el contagio.