La inestabilidad atmosférica que está caracterizando las últimas semanas no da tregua a los agricultores valencianos. A las tormentas de granizo y las copiosas lluvias registradas a finales del pasado mes de mayo, se han sumado una serie de episodios de pedrisco que han afectado a una superficie de cultivo que podría llegar incluso a las 3.000 hectáreas, si bien con grados de afección muy desiguales, situadas en las comarcas Camp de Túria, Camp de Morvedre y l’Horta Sud, según una primera estimación de urgencia efectuada por la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA).
Las hortalizas son el cultivo que se ha visto más castigado por este último temporal. Los golpes de la piedra, por una parte, y las intensas precipitaciones, por otra, causan importantes mermas de cosechas de sandía, cebollas, calabazas y patatas. Tanto es así que el agua ha llegado a anegar campos enteros de tal manera que ha generado un exceso de humedad que, en última instancia, desencadenará graves problemas de pudrición. Los términos con mayores perjuicios en hortalizas de primavera son Benaguasil, Llíria, Benisanó y Pobla de Vallbona –en el Camp de Túria– y Catarroja –en l’Horta Sud–.
Por su parte, los cítricos, sobre todo clementinas, también pueden sufrir afecciones de distinta consideración, ya que el granizo coincide con la época de la ‘esporgà’, es decir, cuando el árbol se desprende de manera natural de una serie de frutos antes de que empiecen a ganar tamaño de cara a la próxima campaña. Las zonas especialmente damnificadas con este cultivo son Camp de Morvedre, en términos como Benavites, y Camp de Túria.
A pesar de las abundantes lluvias acumuladas en l’Horta Sud e incluso de la caída de piedra acompañada de agua sobre áreas de arrozales, las primeras previsiones apuntan a que los daños en el cultivo del arroz serán mínimos puesto que se encuentra en un estado vegetativo muy temprano.