
El 7 de octubre, Jordi Alba volvió a la palestra, aunque esta vez no fue por uno de sus lances por la banda. Con una publicación cargada de nostalgia en Instagram, el lateral izquierdo anunció que colgará las botas al terminar la temporada de la MLS. Así que ya ves, uno de los jugadores más consistentes y carismáticos del fútbol español pone fin a una carrera que dejó huella tanto en Europa como en los Estados Unidos.
En tan solo unos cuantos meses, el Inter de Miami se convertiría en último club que vio lucir a uno de los mejores laterales izquierdos de la historia de España. Esta noticia no solo ha conmovido a los fieles aficionados del equipo miamense. En España, los seguidores del fútbol, e incluso aquellos suelen apostar en La Liga o seguir los resultados de La Quiniela, el tradicional totalizador español, sin duda recuerdan bien a Jordi Alba. Su legado con el Barcelona y la selección española es indiscutible, lleno de títulos y noches memorables. Sin embargo, fue en el Valencia donde su carrera dio un giro decisivo: allí demostró de qué estaba hecho y empezó a construir su camino hacia la élite.
El origen de la leyenda: Jordi Alba en el Valencia CF
Jordi Alba llegó al Valencia CF en 2007, inicialmente para reforzar al filial tras un periodo en el UE Cornellà. Sin embargo, esto no duraría demasiado, pues su progreso fue tal que llamó la atención del primer club. Primero, pasó por una cesión en el Gimnàstic de Tarragona donde tuvo una temporada para enmarcar, luego regresó a Valencia en 2009 para quedarse bajo la dirección de uno de los entrenadores más famosos de la actualidad, Unai Emery, un técnico que resultaría clave en el ascenso de esta estrella a la élite.

El cambio de posición
En sus primeros partidos vistiendo la blanquinegra Alba no era el gran lateral izquierdo que fue luego en Barcelona. Y es que al ser un jugador con un gran desborde, velocidad y una gran capacidad de llegar a línea de fondo, Emery lo utilizaba primero como extremo izquierdo. En esta posición demostró ser un jugador desequilibrante, un extremo izquierdo clásico con una gran capacidad de centro. Jordi mostraba una energía que parecía inagotable y un gran compromiso con la camiseta blanquinegra, motivo por el cual se ganó rápidamente el cariño de una afición que veía en él a un futbolista especial.
Fue la necesidad y la visión de su entrenador lo que provocó el cambio que definiría su carrera, pues las lesiones en la defensa obligaron a Emery a reubicar a Alba en el puesto de lateral izquierdo. Aunque parecía ser una solución temporal, este movimiento resultó ser una revelación. En esa nueva posición, Alba no solo cumplía con sus obligaciones defensivas, sino que su proyección ofensiva desde una posición más retrasada era aún más sorpresiva y devastadora. De hecho, fue así como nació la leyenda, un lateral que subía la banda con una frecuencia y una eficacia nunca antes vistas en el club.
Consolidación en La Liga, primer título con La Roja y fichaje al Barcelona
En sus tres temporadas en el Valencia pasó de ser solo una promesa a convertirse en uno de los mejores laterales de La Liga. Disputó un total de 110 partidos oficiales con el conjunto “Che”, llegando a anotar hasta seis goles y repartiendo ocho asistencias. Y fue este gran desempeño que pudo recibir su primera convocatoria con la selección española en 2011. Tampoco tardaría demasiado en ganarse un puesto de titular en la Eurocopa 2012, una bastante especial para la afición española. En aquella Euro levantó su primer torneo internacional tras vencer a Italia en una final en la que Alba anotó el 2-0 en el minuto 41.
Tras una Eurocopa majestuosa del lateral, su marcha al FC Barcelona en el verano de 2012 fue inevitable. Al mismo tiempo, significó una pérdida sensible para el Valencia, pero también una confirmación del increíble trabajo de desarrollo del club. Mestalla fue el escenario donde un joven extremo se transformó en el mejor lateral del mundo. Ahora que su brillante carrera llega a su fin, el valencianismo recuerda con orgullo aquellos años en los que un joven rapidísimo volaba por la banda, sentando las bases de una trayectoria legendaria.











