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Tras la aprobación por parte del Consell de la rebaja del Impuesto de Sucesiones y Donaciones, la Comunidad Valenciana se sitúa entre las que menos pagan del país por este tributo. Un impuesto denominado «a la muerte» por el president, Carlos Mazón, y que genera diferencias entre los ciudadanos españoles.

Hasta este momento, las bonificaciones generales a los valencianos se situaban en el 50%, una cantidad que variaba en función de las edades de los herederos o donatarios, la discapacidad de los mismos o el tipo de donación- herencia de la que se tratase, pudiendo llegar al 99% en casos excepcionales.

Tras la nueva aprobación del Consell, la bonificación general se sitúa en el 99%. Esto implica la práctica eliminación del impuesto y sitúa a los valencianos en la senda de otras autonomías como País Vasco, Andalucía, Cantabria, Castilla y León, Extremadura, Madrid o Murcia donde esta rebaja fiscal, que varía entre el 1% y el 5%, ya se lleva aplicando varios años.

Así, si un soltero de 30 años hereda de su padre un valor de 800.000 euros, de los que buena parte es por una vivienda, hace unos meses pagaría más de 100.000 euros en la Comunidad Valenciana, la segunda más cara del país, mientras que ahora, tras la rebaja, el pago no alcanzará los 5000 euros.

Una de las principales acciones que impulsa esta rebaja impositiva es el aumento de las donaciones en vida. Una práctica que tras la implantación de los nuevos tributos en Madrid, por ejemplo, aumentó en un 300%.

Por contra, y tras el cambio de rumbo en la Comunidad Valenciana, Aragón, Cataluña y Asturias son ahora las comunidades con mayor carga impositiva a las donaciones y herencias. Unos impuestos que, en ocasiones, provocan que herederos y donatarios rechacen el patrimonio por no poder hacer frente a estos gastos generando una desigualdad entre ciudadanos españoles.