(Pablo Viñado).- Pasar por la calle Severo Ochoa de San Vicente del Raspeig entre las siete de la tarde y las diez de la noche es todo un espectáculo visual. Desde la semana pasada, la casa del vecino Javier Tortosa luce una espléndida iluminación navideña que nada tiene que envidiar a las estrafalarias instalaciones típicas del continente norteamericano.
Centenares de vecinos pasan asombrados cada día al contemplar el show de 1.700 vatios. “¡Este hombre se va a arruinar con la factura de la luz!”, deben pensar, pero nada más lejos: según cuenta el propio Javier al Diario Información, el consumo eléctrico que supone su instalación es ínfimo. «El año pasado mi factura subió 11 euros y este será de menos de 40 euros. La gente me dice que ¡vaya gasto! Pero una estufa encendida toda la noche consume más».
Confiesa que «algo» sí se le ha ido de las manos, y es que el coste de las luces ha ascendido a cerca de 1.500 euros, pero advierte de que su afición por la decoración navideña va a más y ya está pensando en el año que viene. Javier Tortosa es electricista de profesión y un amante de la Navidad y el espíritu navideño en forma de renos, árboles, estrellas de nieve, guirnaldas y cortinas led. Siempre ha admirado este tipo de decoración y su afición por ella ha ido en aumento desde que nacieron sus hijos.
El hobby de Javier es a tiempo completo, y es que admite haber estado todo el año comprando material de decoración navideña e ideando cómo la iba a colocar. Reconoce además que con la instalación de este año se ha puesto «el listón muy alto» para el próximo, y no esconde su deseo por encontrar un patrocinador. Su ilusión, confiesa, es poder iluminar también la esquina de su casa y añadirle música al espectáculo.