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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. / JUAN CARLOS HIDALGO (EFE)

El sociólogo y analista político Joan Gonçales ha diseccionado la respuesta del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ante el caso de corrupción que involucra a figuras clave del PSOE: José Luis Ábalos, Koldo García y Santos Cerdán. Para Gonçales, el líder socialista está aplicando una estrategia calculada para limitar el daño político y preservar su posición al frente del partido y del Ejecutivo.

Sánchez no tiene banquillo y lo sabe”, afirma Gonçales, quien sostiene que esa carencia de posibles sucesores internos refuerza su permanencia. En lugar de actuar con contundencia inmediata, Sánchez opta por una respuesta gradual, enfocada en acotar la responsabilidad al llamado “trío corrupto”. El presidente ha reiterado que no dimitirá ni convocará elecciones anticipadas, asegurando que la legislatura sigue su curso.

Gonçales advierte que el caso no es un simple escándalo más: “Es una combinación explosiva de corrupción y machismo, justo lo que más daña a la izquierda y a su discurso ético”. Aun así, Sánchez confía en su capacidad de resistencia. Según el analista, ni una moción de censura ni una moción de confianza desestabilizarían su posición actual, dada la fragmentación del Congreso y la falta de una alternativa viable.

Gonçales: «No hay una izquierda fuerte a la izquierda del PSOE»

En su análisis, Gonçales señala además que la izquierda suele castigar con más severidad los casos de corrupción en sus filas: “El problema es que no hay ahora mismo una izquierda fuerte a la izquierda del PSOE que recoja esos votos, ni Sumar ni Podemos tienen músculo suficiente”. Esto, según él, podría traducirse en una mayor abstención si se convocaran elecciones.

Mientras tanto, el presidente apuesta por marcar diferencias con la derecha, presentando al PSOE como un partido que actúa contra la corrupción, aunque tarde, mientras —según Gonçales— el PP “aguanta” a los suyos. “Sánchez hará de la limpieza interna su bandera”, concluye el sociólogo, señalando que el objetivo del presidente es mantenerse a flote no solo como jefe de Gobierno, sino como líder indiscutido en un PSOE sin recambios claros.