La Federación de Caza de la Comunidad Valenciana ha reforzado este inicio de curso el papel de sus Escuelas de Caza y Naturaleza, un proyecto que nació hace más de 15 años y que combina la formación reglada para cazadores con actividades divulgativas dirigidas a toda la ciudadanía, especialmente a los más jóvenes.
La presidenta de la Federación, Lorena Martínez, y el coordinador de la escuela en Castellón, Salva Pallarés, han explicado en el espacio Caza Viva que este programa se ha convertido en una herramienta clave para difundir la cultura cinegética, el respeto al entorno y la prevención de incendios, tras un verano especialmente crítico en la Comunitat.
Formación oficial y salidas profesionales
La vertiente formativa de la escuela incluye cursos oficiales como la licencia de caza gratuita para federados, el de control de predadores, el de guarda rural con especialidades en caza y pesca marítima, o el de guarda jurado de la Comunitat Valenciana.
“Somos la única federación en España habilitada por la Guardia Civil como academia para formar guardas rurales de caza y pesca marítima, lo que además abre una salida laboral a muchos cazadores”, subrayó Martínez.
A ellos se suman los cursos propios, diseñados según las necesidades de los clubes y federados: seguridad en ganchos y batidas, gestión de clubes, cuidado de perros de caza o talleres sobre normativa cinegética, entre otros.

Un proyecto abierto a toda la sociedad
Más allá de los cazadores, la Escuela de Caza y Naturaleza participa en ferias, fiestas patronales y actividades municipales, con el objetivo de acercar el mundo rural a la población urbana. Talleres de cetrería, tiro con arco, simuladores, manualidades y pintacaras se han convertido en reclamo para niños y familias.
“La parte lúdica es también formativa. Queremos que los más pequeños descubran la naturaleza, los animales y el respeto al entorno desde dentro, sin prejuicios ni tópicos”, destacó Pallarés.

Relevo generacional y compromiso con el medio ambiente
Desde la Federación remarcan que estas iniciativas también cumplen un papel fundamental en el relevo generacional. Muchos niños que participaron en talleres años atrás forman hoy parte de clubes y asociaciones. “La ilusión de ver a los pequeños regresar cada año, con sus diplomas, camisetas o carnés de futuro cazador, es una motivación extra para seguir trabajando”, afirmó Martínez.










