El Instituto de Investigación Sanitaria INCLIVA del Hospital Clínico de Valencia participa en la investigación internacional para el desarrollo clínico de nuevos fármacos que ayuden a paliar los efectos de las acaloradas o sofocos que sufren las mujeres durante la menopausia, así como otras mujeres con perfil de especial riesgo como las supervivientes de cáncer de mama que reciben tratamiento de anulación hormonal.
El ensayo clínico SKYLIGHT 1 ha demostrado la eficacia y seguridad de un fármaco concreto, el fezolinetant, frente a esos síntomas. La investigación de INCLIVA está dirigida por el Dr. Antonio Cano, coordinador del Grupo de Investigación en Salud de la Mujer en este instituto y catedrático de Obstetricia y Ginecología en la Universitat de València.
El ensayo se desarrolló entre 2019 y 2021 en países como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, España, República Checa, Hungría y Polonia. Contaron con más de 2.200 mujeres de entre 40 y 65 años quienes presentaban un promedio de siete o más sofocos de moderados a intensos. Se les asignaron fezolinetant 30 ó 45 mg por día.
Ahora, los resultados del estudios respaldan el uso clínico de fezolinetant como tratamiento no hormonal para los síntomas asociados con la menopausia.
Hasta la fecha, el tratamiento más eficaz conocido consistía en la suplementación de estrógenos, pero algunas mujeres no lo aceptan. Además, en casos como el de las supervivientes de cáncer de mama, no pueden darse.
¿Por qué los sofocos en la menopausia?
La neurokinina 3 es una pequeña proteína que actúa como estimulante de las neuronas, las células del sistema nervioso central. A nivel cerebral, la producción del hipotálamo está regulada por estrógenos (hormonas ováricas femeninas).
Cuando el ovario deja de funcionar, hay sobreproducción de neurokinina 3, que excita las neuronas del control de la temperatura. El resultado es la sensación brusca de calor, que puede manifestarse con más o menos frecuencia o intensidad.