El Museo de Bellas Artes de Valencia inaugura una muestra dedicada a Rosario de Velasco (Madrid, 1904 – Barcelona, 1991), destacada pintora figurativa española del siglo XX y figura clave de la Sociedad de Artistas Ibéricos. La exposición, organizada junto con el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza y comisariada por Miguel Lusarreta y Toya Viudes de Velasco (sobrina nieta de la artista), busca redescubrir a Velasco, cuya obra refleja una mezcla única de tradición y modernidad.
La colección reúne más de 30 pinturas creadas entre las décadas de 1920 y 1940, los años más destacados de la artista, así como una sección dedicada a sus ilustraciones. Entre las obras se incluyen “Adán y Eva” (1932), “La matanza de los inocentes” (1936), “Maragatos” (1934) y “Carnaval” (1935), provenientes de museos y colecciones familiares. Gracias a una exhaustiva búsqueda en redes sociales y medios de comunicación, la muestra ha recuperado obras en colecciones privadas hasta ahora desconocidas, como “Cosas” (1933), “Maternidad” (1933) y “Pensativa” (1935), además de ilustraciones de libros y bocetos como el dibujo preparatorio de “Carnaval”.
UNA FIGURA DEL «RETORNO AL ORDEN» EN EL ARTE ESPAÑOL
Rosario de Velasco es conocida por representar el “retorno al orden” en el arte español, un movimiento influenciado por la Nueva Objetividad alemana y el Novecento italiano, en el que artistas buscaban la vuelta a los valores clásicos. Sus influencias incluyen tanto a los maestros renacentistas, como Giotto y Durero, como a vanguardistas europeos como De Chirico y Braque. Este enfoque permitió a Velasco construir un estilo propio, combinando la solidez de la tradición con la exploración de las nuevas tendencias de su época.
Además, la exposición ofrece una ventana a su faceta como ilustradora, con trabajos versátiles que revelan una gran habilidad gráfica, como las ilustraciones para Cuentos para soñar (1928) de María Teresa León y Cuentos a mis nietos (1932) de Carmen Karr. Su obra destaca en un contexto artístico mayoritariamente masculino, donde la artista logró hacerse un lugar al competir con sus pares en importantes exposiciones y concursos.
UNA TRAYECTORIA DE INNOVACIÓN EN UN MUNDO MASCULINO
Nacida en Madrid, Rosario comenzó su formación a los 15 años bajo la tutela de Fernando Álvarez de Sotomayor, director del Museo del Prado. Desde joven, mostró un interés especial en ir más allá de la tradición, buscando un lenguaje propio que la llevara a exponer junto a figuras destacadas de su época. Entre sus obras más célebres se encuentran “Adán y Eva,” presentada en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1932 y premiada con una segunda medalla. Este cuadro fue expuesto en Copenhague y Berlín, logrando reconocimiento internacional.
A lo largo de su carrera, la artista cultivó amistades con importantes intelectuales y creadores como Maruja Mallo y María Teresa León, quienes compartieron su interés por la innovación y el progreso en el arte y la literatura. Su círculo también incluyó a figuras como la tenista y escritora Lilí Álvarez, a quien Velasco retrató en los años 30.
Rosario de Velasco continuó exponiendo durante la posguerra, aunque su producción fue disminuyendo. Su última exposición tuvo lugar en el II Salón de los Once, organizado en 1944 por Eugenio d’Ors, figura destacada en la crítica artística de la posguerra española. La muestra en Valencia busca ahora recuperar y dar visibilidad al legado de una artista que, a través de sus pinceles y lápices, exploró la identidad española desde una perspectiva audaz e innovadora.