Ricardo Caballer no defraudado y, como él mismo anunció, miles de personas disfrutaron anoche de una ‘pirotecnia total’ en La Marina Real. Una fusión del sonido propio de una mascletà y el colorido y los efectos de un castillo de fuegos de artificio, en la que se utilizaron 15.000 elementos y 1.275 kilos de material pirotécnico, efectos de colores y luces.
Un espectáculo innovador que duró 10 minutos y 40 segundos y tuvo un terremoto vertical doble, superando así el reto del pasado año, en que se dibujó un espolín y se disparó una mascletà vertical. No menos sorprendente ha sido el final aéreo, potente y con más de 3.000 truenos de aviso.
Una gran apuesta por el fuego de Amstel como previa a la jornada de La Crida, en la que se dibujaron en el cielo, con pólvora, palabras para transmitir un mensaje de apoyo a todas las comisiones falleras. Además, sobre La Marina Real se pudo ver también una ‘Senyera’ de 170 metros de largo y 50 metros de alto.
Una noche mágica con un festival de fuegos aéreos en el cual Valencia ya ha empezado oficialmente, ahora sí, a oler a pólvora y a fallas.