La Catedral de Valencia ha concluido las obras para la reparación de las filtraciones que se producían por la cubierta en la Capilla del Relicario, del siglo XIX, y que habían motivado, tras el deterioro de su decoración, las pinturas de la cúpula y de su mobiliarios, el traslado de las reliquias a otro lugar de la Seo.

Las obras se han desarrollado por personal especializado ante el creciente deterioro por el aumento de las filtraciones, y han sido sufragadas con fondos propios de la Catedral.

La Capilla del Relicario, que fue construida a comienzos del siglo XIX como una prolongación de la antigua sacristía, cuenta con una cubierta de teja y una linterna en su parte superior, por las que se producía la “entrada de agua de lluvia a través del tejado y de las mismas piezas de alabastro de las ventanas de la linterna”, según explica el arquitecto conservador de la Seo, Salvador Vila Ferrer.

Una vez que el Ayuntamiento otorgó la licencia de obras, autorizadas por la Dirección General de Cultura y Patrimonio, se inició la colocación de los correspondientes andamios y la retirada de una lona protectora de color blanco que solicitó instalar el Cabildo en diciembre de 2018 para paliar en lo posible los daños que se venían produciendo, mientras la Consellería decidía sobre la autorización del proyecto presentado en 2014 y que, entre sus contenidos, venía a resolver este problema.

Vigas y estructura nuevas, y reutilización de las tejas que han sido reparadas

Para llevar a cabo la reparación, se colocó sobre la Capilla del Relicario una cubierta provisional por encima de la cubierta original de la propia Capilla que ha sido desmontada por completo (tejas, tablero, rastreles y vigas). Así, se han sustituido todas las vigas de madera, “que estaban podridas”, utilizando los mismos huecos de empotramientos y apoyos que tienen, y también ha sido renovada la estructura y tablero”, afirma el arquitecto.

Por su parte, las tejas han sido reutilizadas después de un proceso de limpieza y reparación.Además, bajo la cubierta se ha colocado una “capa de material de aislamiento térmico e impermeabilizante”.Se trata de una obra urgente para paliar las filtraciones pero no es una solución definitiva”, según Salvador Vila que recuerda que el Cabildo tiene proyectado, para cuando sea posible, dotar a la cúpula de la Capilla del Relicario de su propia cubierta y al mismo tiempo eliminar el muro y el tejado que la ocultan, proyecto que reintegraría el conjunto y frenaría definitivamente la entrada de agua”.

De esta forma, “también se liberarían las fachadas góticas de los absidiolos y las gárgolas dejarían de lanzar definitivamente el agua de lluvia sobre el tejado”.

Según explica el arquitecto conservador de la Catedral, “la solución proyectada es la única que puede resolver definitivamente el problema que ahora suscita el vertido del agua de lluvia que cae desde el cimborrio, ábside, girola y absidiolos hasta la calle, vertiendo directa y puntualmente sus gárgolas sobre las tejas de la cubierta inferior”. Así, “cualquier otra que se aleje de ésta, tan sólo podrá tener un carácter temporal y no resolverá la situación, si además no se dota a la Capilla del Relicario de la cubierta que constructiva y formalmente le corresponde”.

Igualmente, otro proyecto es la restauración completa de la Capilla del Relicario, incluidas su decoración y las pinturas al fresco, así como los armarios de las Reliquias.

 

Proyecto para la demolición parcial del muro neoclásico

La girola de la Catedral de Valencia, con sus dos capillas absidiales por cada tramo de su deambulatorio, “es el resultado de una singular composición arquitectónica poco frecuente en las edificaciones de los templos de la misma época” y “resulta muy difícil de justificar que la existencia de un sencillo muro, no permita la restauración de un bien tan valioso”.

La solución que se propone en el Proyecto “permite contemplar el único tramo posible que queda libre de la girola en la Catedral junto con las pequeñas capillas góticas y la del Relicario, que una vez todo ello restaurado y siendo buena para mejorar la comprensión de la arquitectura de la Catedral, es a la vez una oportunidad para contribuir a la historia de la ciudad”.

La demolición parcial de un muro neoclásico adosado a la cabecera de la Catedral de Valencia ha suscitado “importantes diferencias en la valoración de esta intervención que supone la eliminación de su parte superior de fábrica de ladrillo sustituyéndolo por una reja metálica, y conservando la sillería que conforma su base”, afirma.

En ese sentido, según recuerda Salvador Vila, la aplicación de la Ley en cuanto a las intervenciones en los Bienes de Interés Cultural “es clara en este caso por cuanto cuando dice respetar las características y valores esenciales del inmueble,” la arquitectura gótica de la Catedral, o cuando continúa, “se conservarán sus características volumétricas, espaciales, morfológicas y artísticas, así como las aportaciones de distintas épocas (caso del muro y cubierta) que hayan enriquecido sus valores originales”.

Las aportaciones que pueden suponer el muro y la cubierta “no enriquecen los valores originales de la Catedral, por cuanto al ocultarlos, lo que producen es precisamente el efecto contrario: no respetar las características y valores esenciales del inmueble, la arquitectura gótica de la Catedral”.

La reparación que se ha autorizado para la cubierta, manteniendo ésta y el muro, “además de renunciar a la visión de la girola gótica del siglo XIII y sus capillitas del siglo XIV, supondrá un mayor esfuerzo económico de conservación en el futuro por lo que supone la caída del agua de lluvia que vierten sus nueve gárgolas sobre el tejado, resultado de la recuperación de los sistemas originales de desagüe de las cubiertas, obras autorizadas anteriormente desde mediados del siglo XX”, asegura.