Fue el pasado 1 de diciembre cuando Isaac Guillén Torrijos, enfermo de un grave problema neurodegenerativo, desapareció en Valencia. En su marcha dejó una supuesta nota de despedida donde parecía que iba a recurrir a la eutanasia: «Lo siento mucho pero no voy a volver a casa. Cuando pase algo os avisarán de inmediato, es decisión mía y solo mía, debéis respetar mi voluntad».
Ahora, sin embargo, la investigación ha virado por completo. Ayer por la tarde la Policía Nacional detuvo a la mujer de este, Beatriu F. C., como presunta autora del homicidio al encontrar el cadáver y la silla de ruedas del desaparecido.
El hallazgo tuvo lugar tras el último interrogatorio realizado por los agentes del Grupo de Homicidios a la detenida y el posterior registro de una parcela de su propiedad a las afueras de Godelleta (Valencia).
Según han indicado, el cadáver estaba en estado de descomposición y presentaba signos de violencia y posible asfixia. Sin embargo, se desconoce la causa del fallecimiento y no será hasta hoy cuando se proceda a la realización de la autopsia.
ASÍ FUE LA DESAPARICIÓN DE ISAAC G. T.
Todo comenzó con una supuesta nota del desaparecido a comienzos de diciembre. El mensaje parecía claro y todo apuntaba a que Isaac iba a recurrir a la eutanasia para poner fin a la enfermedad que padecía y que le impedía realizar una vida independiente.
Sin embargo, dos asuntos no cuadraban. Por un lado, la mujer del discapacitado había tardado cuatro días en dar la voz de alarma a la policía, algo que puso a los agentes en alerta y más tras descubrirse que ésta menospreciaba a su marido burlándose de él. Además, la víctima de 45 años padecía una ataxia cerebolosa en estado avanzando. Por ello le resultaba imposible desplazarse y por tanto no había podido marcharse sin ayuda de una segunda persona.
El último día que se vio a Isaac con vida tenía planeado ir a la fiesta de cumpleaños de un amigo en Valencia. Su ausencia es lo que alertó a sus amigos y familiares, quienes interpusieron una denuncia por desaparición.
Aunque éstos conocían los deseos de Isaac de someterse a la eutanasia, su forma de actuar no cuadró entre sus allegados. Fue entonces cuando comenzaron a recibir mensajes de despedida enviados supuestamente por el fallecido. En ellos decía encontrarse bien y pedía que dejasen de buscarle. Ahora se ha descubierto que fue la propia viuda quien enviaba los mensajes desde el móvil de la víctima.
Isaac Guillén Torrijos era padre de dos hijos, fruto de una relación anterior. Ejerció como policía local de Catarroja hasta 2014, año en el que abandonó la profesión a causa de su enfermedad. A consecuencia de esta, su movilidad dependía de una silla de ruedas y presentaba dificultades para hablar.