Ubicada a unos 22 kilómetros de la costa de Alicante, la isla de Tabarca emerge como un rincón paradisiaco lleno de historia, naturaleza y encantos por descubrir. Con apenas 1.800 metros de largo y 400 metros en su punto más ancho, esta pequeña joya mediterránea es un destino ideal para aquellos que buscan una escapada tranquila, rica en cultura y belleza natural.

La historia de Tabarca es tan fascinante como su paisaje. Tabarca es conocida originalmente como Isla Plana. En el siglo XVIII fue renombrada en honor a la isla tunecina de Tabarka, de donde provinieron los genoveses liberados por el rey Carlos III. Estas personas fueron realojadas y se les concedieron tierras en esta isla, dando lugar a una comunidad que perdura hasta hoy.

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El casco antiguo de Tabarca está protegido por murallas declaradas Conjunto Histórico-Artístico, y es testimonio vivo de su pasado. Pasear por sus estrechas calles empedradas es como viajar en el tiempo, con sus casas de colores pastel. Tampoco puedes perderte la majestuosa iglesia de San Pedro y San Pablo, construida en 1779.

Pero Tabarca no es solo historia; su entorno natural es igualmente impresionante. La isla y sus aguas circundantes fueron declaradas en 1986 como la primera Reserva Marina de España, debido a la riqueza de su biodiversidad marina. Este reconocimiento garantiza la protección de sus praderas de posidonia, sus fondos marinos llenos de vida y su fauna marina, que incluye desde pequeños peces de colores hasta espectaculares meros y pulpos.

Para los amantes del buceo y el snorkel, explorar las aguas cristalinas de Tabarca es una experiencia inolvidable. La transparencia del agua permite una visibilidad excelente, lo que facilita la observación de la rica fauna y flora submarina.

Actividades y aventura

Aunque pequeña, Tabarca ofrece una amplia gama de actividades para todos los gustos. Desde relajantes paseos por la playa y tranquilos baños de sol en sus calas hasta emocionantes excursiones en kayak o paddle surf, hay algo para cada visitante. Los más aventureros pueden explorar los acantilados y cuevas marinas que rodean la isla, mientras que aquellos que buscan paz y serenidad pueden disfrutar de la tranquilidad de sus playas.

El Faro de Tabarca, situado en el extremo oriental de la isla, es otro punto de interés que no se puede perder. Construido en 1854, ofrece unas vistas panorámicas impresionantes y es un lugar perfecto para contemplar el amanecer o el atardecer.

Cómo Llegar

Llegar a Tabarca es sencillo y parte de la aventura. Desde el puerto de Alicante, Santa Pola y otros puntos de la costa, hay servicios regulares de barcos que llevan a los visitantes a la isla en un trayecto de aproximadamente 30 minutos. Estos barcos ofrecen vistas espectaculares del mar y, en ocasiones, es posible avistar delfines en el camino.