Los supermercados están empezando a notar la huelga de transportistas. En las estanterías empiezan a apreciarse los primeros signos de desabastecimiento de carne, verdura, lácteos, pescado y fruta. Esto se suma al control de compra de aceite de girasol en determinados formatos. Una acción como respuesta al miedo a que se acabe por la guerra en Ucrania.
Los vendedores de al por mayor como Mercavalencia piden más mercancía. Finalmente, los vendedores al por menor como las fruterías tradicionales se quedan sin determinados productos. El sector hortofrutícola denuncia que a los almacenes no llega la misma cantidad de fruta y verdura que antes. Esto afecta a tomate, fresas, berenjena, calabacín, la aceituna o la cerveza. También numerosas fábricas cárnicas, de la zona centro y sur de España, han cesado su actividad. Muchas explotaciones ganaderas se encuentran sin pienso para sus animales.
El pescado se acumula en las lonjas de Galicia a la espera de que los transportistas lo recojan. Tendrán que tirar kilos de producto si tardan mucho en ser desplazados. Por su parte, la Organización Interprofesional Láctea (Inlac) pice responsabilidad, denuncian que la huelga «provoca desabastecimiento de lácteos», así como colapsa a fabricantes y ganaderías. La huelga dificulta la recogida, transformación en productos lácteos y distribución a superficies. Además, los paros entorpecen el suministro de piensos a las granjas.