Interioristas en Acción presenta un balance de su intervención tras la DANA
Un flotador de niño sobre en barro de una calle. / BIEL ALIÑO (EFE)

La DANA que azotó la Comunitat Valenciana ha dejado una huella que va mucho más allá de los desperfectos visibles. Calles anegadas, viviendas inutilizadas y servicios colapsados fueron solo el comienzo. Lo peor vino después: el desgaste emocional de miles de vecinos y la presión sobre unos ayuntamientos que tuvieron que tomar decisiones límite sin información suficiente, sin recursos y bajo un clima de tensión constante. Los alcaldes de Pedralba, Andoni León; Albal, José Miguel Ferris; y Vilamarxant, Héctor Troyano; coinciden en que la emergencia “no ha terminado” y que la reconstrucción será larga, compleja y exigirá compromisos firmes por parte del Consell.

Más allá de los daños materiales, la DANA desnudó las carencias estructurales de la gestión de emergencias, la fragilidad de las comunicaciones, la falta de protocolos claros y la creciente carga emocional que soportan los alcaldes, convertidos en primera línea ante cualquier crisis. Los vecinos siguen aún con miedo cuando llueve, los docentes atienden a escolares que reviven el trauma y los consistorios encaran obras urgentes, trámites bloqueados y una burocracia que ralentiza la recuperación. De todo ello hablan sus alcaldes, que relatan sin filtros cómo vivieron aquellos días y qué esperan ahora del nuevo president de la Generalitat.

La DANA golpea y deja a los municipios “agotados”

Los tres alcaldes reconocen que la DANA dejó un rastro “muy duro” en sus municipios. Andoni León, alcalde de Pedralba, define el episodio climático del 2024 como un suceso que “ha marcado fiscal, emocional y socialmente” a la localidad. “Estamos agotados”, afirma, resaltando que la DANA supuso “una emergencia que lo ha superado todo” y cuyo impacto aún sigue muy presente en vecinos, familias y comercios.

En la misma línea, el alcalde de Albal, José Miguel Ferris, admite que la DANA dejó “escenas que no habíamos vivido nunca antes. Faltaba información, había riesgo, las calles eran inaccesibles y los propios vecinos no sabían cómo actuar”. Subraya además la necesidad de que las administraciones los respalden cuando se enfrentan a situaciones tan límite.

Vilamarxant no fue una excepción. Su alcalde, Héctor Troyano, apunta que “la situación en la que nos vimos, en horas, nos sobrepasó a todos. A nivel municipal, emocional, económico y social”. Asegura que, pese a la magnitud, “la respuesta de los vecinos y de los cuerpos de seguridad fue ejemplar”, pero reconoce que el cansancio tras la emergencia sigue pasando factura: “El post es muy duro”.

El alcalde de Pedralba, Andoni León, en una visita a las obras de reconstrucción de la DANA
El alcalde de Pedralba, Andoni León, en una visita a las obras de reconstrucción de la DANA

La seguridad en las emergencias: radio municipal, megafonía y edificios autónomos

La DANA dejó al descubierto que muchos municipios no pueden comunicarse eficazmente con sus vecinos durante una emergencia. Pedralba, Albal y Vilamarxant coinciden en un punto clave: la tecnología falla, la radio no.

Ferris fue contundente: La radio es lo único que no cae. El alcalde de Albal defiende que vuelva a situarse en el centro de los protocolos municipales. Los alcaldes también reclaman megafonías exteriores para avisos inmediatos y edificios públicos autosuficientes energéticamente, capaces de operar incluso con cortes eléctricos generalizados.

Desde Vilamarxant, Troyano recuerda que meses después, el país vivió un apagón masivo: Tuvimos el problema del apagón de abril, que nos dejó incomunicados”. Por eso subraya la urgencia de reforzar cualquier sistema que garantice la comunicación “incluso cuando todo falla”.

El día más difícil: ¿abrir o cerrar los colegios?

Uno de los momentos más tensos para los alcaldes fue decidir si debían mantener abiertos los centros educativos. Los tres coinciden en que la falta de un criterio autonómico claro convirtió esa jornada en “un caos”.

Andoni León lo resume así: El día de los colegios fue el más estresante. Tenías a familias a las seis de la mañana preguntando qué hacer y no teníamos información suficiente. Fue una lotería. Explica que algunos centros, como en Pedralba, terminaron cerrando por la imposibilidad de garantizar la seguridad. Ferris coincide en que los ayuntamientos no pueden asumir esa responsabilidad sin apoyo: Esa decisión no puede depender solo de los alcaldes en mitad de una emergencia. Desde Albal reclaman un protocolo autonómico con directrices claras.

Troyano recuerda que en Vilamarxant también vivieron tensiones: La gente quería certezas y nosotros no las teníamos. Decidir sin datos y con riesgo es muy complicado. Pide que la Conselleria establezca instrucciones unificadas para emergencias meteorológicas.

Héctor Troyano (Vilamarxant) visitando las infraestructuras dañadas por la DANA
Héctor Troyano (Vilamarxant) visitando las infraestructuras dañadas por la DANA

Municipalismo puro: cooperación, llamadas y una red de ayuda entre alcaldes

La DANA también mostró la cara más solidaria del municipalismo. Los tres alcaldes destacan cómo otros concejales, incluso de municipios también afectados, llamaban para ofrecer apoyo.

León lo describe como “un momento humano muy potente”. Ferris subraya que “el municipalismo es lo más cercano, lo vivo todos los días”. Troyano, que lleva años en política local, reconoce que la red de alcaldes funciona porque “cuando algo pasa, estamos siempre al pie del cañón”.

Pero también hubo críticas en los momentos más críticos. En Vilamarxant, Troyano lamenta que, en plena emergencia, se produjeran ataques personales: Hubo críticas desafortunadas cuando estábamos todos trabajando sin descanso”. Aun así, destaca que la prioridad fue siempre atender a los vecinos: “Seguimos adelante por la fuerza del equipo”.

El daño invisible: traumas, escuelas afectadas y un pueblo que teme la lluvia

Pero las preocupaciones no se limitan a la infraestructura. Todos los alcaldes ponen el foco en la salud mental de los vecinos, especialmente de niños y jóvenes que vivieron la tragedia de cerca. Desde gabinetes psicológicos hasta talleres de gestión emocional, los consistorios están intentando ofrecer apoyo directo y sostenido para ayudar a superar el trauma, conscientes de que la reconstrucción física de calles y edificios es solo una parte de la recuperación.

La DANA dejó una herida emocional evidente. Los tres alcaldes coinciden en que la población tardará en recuperar la tranquilidad. Ferris lo describe con claridad: Tenemos un pueblo traumatizado”. En las escuelas, niños que lloran cuando llueve, familias que se ponen nerviosas ante cada aviso meteorológico y docentes que reconocen sentirse desbordados emocionalmente.

En Pedralba, León explica que se vieron obligados a activar apoyo psicológico y talleres emocionales: Hemos puesto todo lo que podíamos, pero somos un pueblo pequeño y los recursos son los que son”. Añade que incluso él mismo sintió el desgaste: A veces haces ver que eres fuerte, pero por dentro estás roto”.

Vilamarxant también ha desplegado atención psicológica y actividades comunitarias para reconstruir rutinas. Troyano admite que “el día a día posterior fue incluso más difícil que la emergencia”.

José Miguel Ferris en uno de los edificios públicos de Albal más afectados por la DANA
José Miguel Ferris en uno de los edificios públicos de Albal más afectados por la DANA

¿Qué le piden los alcaldes al nuevo president ?

El cambio de presidente autonómico ha abierto una nueva ventana para los municipios afectados por la DANA. Los alcaldes coinciden en que, más allá de diferencias políticas, lo esencial es la humanidad, la cercanía y la coordinación de las instituciones con los ciudadanos que sufrieron la catástrofe.

Andoni León, alcalde de Pedralba, recuerda que tras el paso de la DANA echó en falta la atención directa del president de la Generalitat de entonces, Carlos Mazón, y pide al nuevo jefe del Consell, Juan Fran Pérez Llorca, que actúe con humanidad: “Que se preocupe por nuestros vecinos, que llame a los alcaldes, que vea cuáles son las necesidades reales sobre el terreno. Eso es lo que pedimos, porque es lo que hace falta en una emergencia de esta magnitud”.

José Miguel Ferris, alcalde de Albal, apunta que la cercanía del nuevo president, con experiencia como alcalde, puede facilitar la continuidad de los proyectos pendientes, especialmente en materia de infraestructuras. Su lista de prioridades es clara: la finalización del proyecto del centro de salud en el plazo prometido, la revitalización del instituto saturado y el avance del plan de viviendas sociales, así como el mantenimiento y ampliación de las mejoras en transporte público. Ferris destaca la necesidad de cumplir con los plazos establecidos para que los vecinos perciban avances tangibles y puedan recuperar la normalidad en sus rutinas diarias.

Héctor Troyano, alcalde de Vilamarxant, añade que la reconstrucción no puede ser la única prioridad. Además de recibir apoyo institucional para finalizar las obras de la DANA, insiste en que no se olviden proyectos estratégicos para la vida cotidiana de los vecinos, como la ronda de la CV50, cuya paralización provoca problemas de tráfico que afectan la vida diaria del municipio. “Una vez terminemos con la reconstrucción, la vida tiene que continuar y la Generalitat debe recordar que estos proyectos son esenciales para la calidad de vida de nuestros ciudadanos”, subraya Troyano.

Una reconstrucción demasiado larga

En cuanto al Gobierno central, los tres alcaldes coinciden en la necesidad de agilizar la burocracia y dotar a los consistorios de herramientas jurídicas y presupuestarias que faciliten la contratación y ejecución de obras sin retrasos innecesarios. Pedralba pide que las ayudas no se vean limitadas por intereses derivados de la devolución de fondos no ejecutados a tiempo, mientras que Vilamarxant destaca que la falta de Presupuestos Generales del Estado reduce significativamente los recursos que llegan, obligando a reajustar partidas y comprometiendo la reconstrucción.

La recuperación, concluyen los tres alcaldes, es un proceso que combina infraestructuras, planificación y humanidad. Se trata de avanzar con eficacia en obras, agilizar trámites, proteger a los vecinos frente a futuras emergencias y garantizar que la normalidad vuelva a cada casa. La esperanza que transmiten es clara: con coordinación entre administraciones, inversión suficiente y atención a la salud emocional de la población, los municipios pueden superar esta tragedia y mirar hacia adelante con proyectos concretos y una ciudadanía más fuerte y resiliente.