El ‘cura Tinder’ de Valencia que empareja católicos como San Valentín: 270 bodas y 0 divorcios
El sacerdote Fernando Cuevas popularmente conocido como el 'cura Tinder'.

El Día de San Valentín es una festividad de origen católico que se celebra cada 14 de febrero. Esta fecha conmemora las buenas obras realizadas por san Valentín de Roma. Según cuenta la historia, este santo fue un sacerdote que casaba a soldados con sus prometidas en las cárceles del Imperio cuando estaba prohibido. Aunque han pasado cerca de veinte siglos desde entonces, ahora Valencia tiene a su propio San Valentín, también conocido como el ‘cura Tinder’.

Fernando Cuevas, un sacerdote del Opus Dei afincado en Valencia, se ha convertido en el celestino de los católicos. Si de algo puede presumir este sacerdote es de llevar 270 matrimonios y ningún divorcio.

Sus «matches» comenzaron hace 14 años por fruto del azar en una calle de la capital del Turia. Paseando un día con un joven católico vieron a un grupo de mujeres que llamaron la atención del chico. Fue entonces cuando este le rogó al padre Fernando que le ayudase a conocer a alguna de ellas y así fue. La conexión de estos jóvenes les llevó a casarse en cuestión de meses. A partir de ahí el efecto «boca a boca» hizo el resto.

El sacerdote comprobó rápidamente la alta demanda de jóvenes católicos que recurrían a él en busca de pareja. La mayoría coincidía en un mismo problema: la dificultad de encontrar un compañero de vida con el que compartir valores y creencias.

«HOLA, QUIERO LA FICHA»

Con el paso del tiempo, Fernando Cuevas ha tenido que adaptarse al volumen de personas que recurren a él. Además, ya no hay solo jóvenes, también adultos que buscan una nueva oportunidad.

Para los emparejamientos, este sacerdote cuenta con un formulario especial que pide a las personas que buscan su ayuda. Basta con escribirle un simple WhatsApp (609 765 284) en el que se le pida la famosa «ficha» para empezar el proceso. Además, Cuevas siempre matiza que ya no dispone de tiempo para atender todas las historias personales que le llegan. Por ello, pide que la gente sea directa y le solicite la ficha sin preámbulos. Con un simple «Hola, quiero la ficha» es suficiente.

Muestra del Whatsapp con la ficha que debe responder el candidato.

¿Y cómo es la famosa ficha? Se trata de un mero formulario con cuestiones personales: nombre, edad, estatura, estudios, trabajo, ciudad de residencia, aficiones, virtudes, carencias, etc. Además, se pregunta si se estaría dispuesto a conocer personas de otros lugares con posibilidad de un cambio de residencia en el caso de congeniar y es que este sacerdote ya lleva parejas de todo el mundo. Ha emparejado a personas incluso de Australia y acaba de dar el salto a Latinoamérica derivando el trabajo a otro sacerdote.

Otras cuestiones clave son cómo te gustaría que fuese él o ella y el componente católico. Don Fernando pregunta directamente cuál es el grado de compromiso con la Iglesia y si se forma parte de algún movimiento eclesial. El sacerdote ha señalado en numerosas ocasiones que en estas cuestiones hay gente que miente. Sin embargo, colarle el gol es difícil en este aspecto y es que Cuevas tiene unas preguntas clave si detecta el engaño.

UN MATCH GRATUITO Y CON FIN HUMANITARIO

La ficha debe completarse con fotos recientes y variadas y a partir de aquí empieza la conquista. El sacerdote dedica una parte de su tiempo a analizar los formularios. Presta especial atención a las personalidades e intereses pero también a la altura y lugar de residencial. El sacerdote ha señalado en varias ocasiones que por norma general las mujeres buscan hombres más altos que ellas. A esto se suma el factor distancia y es que para que la pareja funcione debe haber opción a poder quedar con asiduidad y conocerse.

Una vez encuentra la posible pareja perfecta, se pone en contacto con ellos sin mencionar los apellidos del otro. En caso de luz verde, Cuevas les proporciona sus respectivos teléfonos y a partir de aquí su trabajo termina. No obstante, también organiza jornadas de ocio como cine o excursiones en grupo para romper el hielo.

Respecto al coste de servicio, hay que destacar que es totalmente gratuito. Sin embargo, el sacerdote pide a los futuros casaderos que en caso de éxito le avisen y apadrinen a una niña de Nicaragua por 200 euros al año. «Dios os ha cambiado la vida y en agradecimiento vosotros se la cambiáis a esa niña porque podrá ir al cole», señala en los formularios de los futuros matches.