Buscar una aguja en un pajar. Así es como describen muchos expertos la búsqueda de objetos o cuerpos en el océano Atlántico. Si encontrar a la pequeña Olivia fue casi un milagro, localizar a Anna y Tomás Gimeno podría resultar un hecho imposible para las autoridades responsables.
48 horas es el tiempo que tiene el buque Ángeles Alvariño para dar con alguna nueva pista. De no lograrlo, el barco del Instituto Español de Oceanografía deberá abandonar las labores de rastreo este jueves.
La pregunta de muchos es qué sucederá después y si se cerrará el caso. Sin embargo, la respuesta es que no, seguirá abierto. Según la Agencia EFE, fuentes judiciales han asegurado que este podría extenderse durante 20 años si no se localiza el cuerpo del padre. Pasados esos 20 años, el delito de asesinato prescribe por lo que en 2041 se daría el caso por cerrado.
Durante este período de dos décadas, las autoridades judiciales podrían archivar provisionalmente el caso si no aparecen más pruebas. No obstante, en el supuesto de obtenerse novedades siempre podría reabrirse.
Otra cuestión es qué sucederá con Olivia y Tomás si no se localizan los cuerpos. Según la legislación, cuando alguien desparece no se le puede dar por muerto, para ello deben transcurrir diez años.
EL RASTREO DE ANNA Y TOMÁS CONTINÚA
Mientras tanto, las labores de rastreo continúan en el mar. Fue el pasado jueves cuando el Ángeles Alvariño logró localizar el cadáver de Olivia junto a una botella de buceo y un edredón propiedad de Gimeno. Ahora, la principal hipótesis es que los cuerpos de la menor de un año y su progenitor también están hundidos. A pesar de ello, los agentes no han abandonado otros escenarios del caso en busca de nuevas pistas. Entre ellos está el domicilio de Tomás así como su entorno familiar y social.
Por otra parte, todavía se está a la espera de los resultados concluyentes de la autopsia de Olivia. Con ellos se espera obtener más datos sobre el fallecimiento de la menor aportando así un haz de luz a la investigación.
