El president Carlos Mazón ha empezado su discurso del 9 de Octubre solidarizándose con el dolor de las familias de heridos, muertos de los atentados terroristas en Israel y Ucrania. Resalta que «no podemos olvidar todo ese horror, en una jornada como hoy, marcada por la reivindicación de valores como libertad, solidaridad y paz.»
A continuación ha subrayando que estamos en «una jornada en la que se entiende que la valencianía es un puente y no un muro, en la que se exhiben nuestras señas de identidad como ejemplos de amor por lo propio y no como odio a lo ajeno. El Nou d’Octubre no es un examen para ajustarse a un determinado patrón. Lo bueno es que en cada valenciano y en cada valenciana, este día fluya y confluya en la concreción de lo que aporta al progreso y a la cohesión de una sociedad más justa y equitativa».
Mazón también ha destacado que «cuanto mejor entendamos que hay espacio suficiente para ser y sentirse valenciano en libertad, más estaremos fortaleciendo ese vínculo histórico que nos une y que es resultado de la alianza de todos los esfuerzos que muchos y muy distintos entregaron para hacernos como somos porque, siguiendo a Juan Luis Vives, la verdadera libertad consiste en ser dueños de nosotros mismos”.
«La defensa de nuestro autogobierno, en ese sentido, no puede ver agotada su vigencia, y menos en jornadas como las de hoy en la que hay que recordar las décadas de estabilidad, progreso y bienestar que la Constitución de 1978 y el Estatut d’Autonomía de 1982 ya ha proporcionado a todos los valencianos», manifiesta Carlos Mazón.
«Es tiempo, pues, de enterrar para siempre los antiguos conflictos y mirar a un futuro que no espera porque cabalga a lomos de una realidad que tampoco lo hace: la de la inteligencia artificial, la de la biomedicina, la de los nuevos nichos de empleo relacionados con la revolución digital, la de la oportunidad histórica de una nueva movilidad que puede cambiarlo todo, o la decisión estratégica de ser energéticamente independientes».
«Hemos de ser capaces de dibujar un horizonte de oportunidades. Y apostar por ello sin complejos, sin añadir más incertidumbres, conscientes de que lo hacemos en un momento que enfrenta no pocos desafíos inéditos a nivel social y económico, junto a tensiones geopolíticas y comerciales de impacto global».
«La Comunitat Valenciana es una nacionalidad histórica, al mismo nivel que las otras que reconoce nuestra Constitución. No somos una región de segunda, que deba pleitesía a unos u otros o que tenga que pedir permiso -ni disculpas- por desarrollar las competencias que por ley le son propias».