Blanca de la Torre, historiadora del arte, doctora en bellas artes y especialista en sostenibilidad cultural ha comisariado exposiciones en Europa, Latinoamérica y Asia. Desde abril de este año dirige el IVAM con un proyecto que gira en torno a patrimonio, sostenibilidad, territorio e internacionalización.
Tras asumir la dirección, impulsa una programación diversa, con especial atención a las mujeres artistas y al diálogo entre pasado y presente. Su objetivo: convertir el museo en un espacio abierto a toda la sociedad y repensar “otros modos de habitar el IVAM”.
Esta semana, Blanca de la Torre, ha presentado la nueva temporada del museo, una temporada programada por su equipo en la totalidad y que quiere recuperar algunas de las piezas más míticas del centro cultural valenciano.

¿Cómo ha sido la presentación de la nueva temporada del Instituto Valenciano de Arte Moderno?
Pues muy emocionante, qué te puedo decir. Ha sido muy emotivo poder compartir con toda la prensa estos planes que enlazan con los tres ejes de patrimonio, sostenibilidad y territorio. Creo que van a reflejar esa voluntad de llegar a toda la sociedad, de interpelar a todo tipo de públicos, sean o no conocedores del arte contemporáneo, y de pensar otros modos de habitar el IVAM, que es el objetivo final.
¿Cómo han sido estos primeros meses desde que asumió la dirección del IVAM?
Comencé el 1 de abril y tengo la sensación de llevar muchísimo más tiempo, porque ha sido especialmente intenso. El museo llevaba mucho tiempo sin dirección, y eso hizo que todos los procesos se aceleraran. Normalmente, cuando llegas a la dirección de un museo, tienes más tiempo para tomar el pulso, establecer una diagnosis y poco a poco aterrizar el proyecto de dirección. En mi caso he tenido que hacerlo todo de manera simultánea: tomar el pulso al museo y programar desde el minuto uno. Pero eso también tiene su lado emocionante.
¿Qué sintió al entrar por primera vez al IVAM como directora?
Mucha felicidad, mucha emoción. Ya había estado antes en el museo, y reconozco que, no sé si en ese primer momento, pero sí en uno de esos primeros días, recordé una conferencia sobre sostenibilidad aplicada a los museos que había ofrecido hace años. En aquel momento pensé que el IVAM era un caso difícil por su magnitud, estructura y por muchos factores más. Ahora, lo compruebo en el día a día. Quién me iba a decir entonces que acabaría siendo yo quien desarrollara ese plan de sostenibilidad.
Hablaba de sacar del fondo del museo obras que no se exhiben. ¿Cómo avanza ese proceso?
Ha sido un proceso muy bonito. Comenzamos desde el primer día con el equipo de conservación. Va a ser un proyecto coral comisariado por todo el equipo de conservación junto a mí.
La colección del IVAM tiene unas 14.000 obras de arte, imposible de conocer todas de golpe.
Poco a poco hemos ido profundizando en esa colección y hemos definido una estructura con un formato innovador: un recorrido historiográfico, que permita pasear por los hitos de la historia del arte de los siglos XX y XXI combinado con un formato multirecorrido.
Así, propondremos cuatro recorridos alternativos marcados por dispositivos temáticos: se podrá hacer una lectura en clave de color, conflicto, feminismos o ecología. El visitante podrá elegir su itinerario o seguir el recorrido tradicional.
¿Cómo afronta el IVAM la digitalización desde la perspectiva de la sostenibilidad?
Estamos en un proceso incipiente, analizando qué posibilidades hay y cuáles conviene implementar. No se puede hacer todo a la vez si queremos que funcione bien. Por un lado, tenemos una tarea de digitalización interna para agilizar procesos y mejorar la labor de todo el personal. Vamos a iniciar cursos de formación, por ejemplo, en inteligencia artificial, para incorporar nuevas estrategias.
Por otro lado, queremos que estas herramientas ayuden a los públicos a entender mejor la colección y las exposiciones temporales. Hay museos como el Metropolitan de Nueva York, entre otros, que están experimentando con medidas que transforman la experiencia del visitante.
¿Cuáles son las claves de la nueva temporada del IVAM?
Es una programación para todos los públicos y con muchas mujeres artistas. Además de las dos salas permanentes centradas en la colección, tendremos exposiciones individuales de grandes nombres internacionales de mujeres.
Hay una particularidad, y es que hay grandes nombres internacionales, pero también grandes nombres internacionales vinculados con Valencia, como por ejemplo Rosana Antolí, Cristina de Middel o Regina de Miguel. Es importante reconocer a nuestras artistas valencianas y darles el protagonismo que merecen.
¿Es importante qué reconozcamos a nuestras artistas valencianas que han estado opacadas para ponerlas en el foco?
Sí, es importante poner el foco en todas estas grandes artistas que llevan años de trayectoria y darles el reconocimiento que merecen. Es el motivo por el que también el Premio Julio González que durante mucho tiempo fue otorgado solo a hombres, en los últimos años se ha concedido a mujeres como Carmen Calvo y Simone Fattal. Ahora se lo daremos a Joana Vasconcelos, una magnífica heredera de la renovación de la escultura contemporánea y feminista.
¿Cómo es su relación con la Conselleria de Cultura y con la secretaria autonómica, Pilar Tébar?
Muy buena. Me han apoyado desde el primer momento en todas las propuestas, tanto estructurales como de programación. Es una relación de complicidad y que desde el primer momento han respetado la autonomía del IVAM y todas mis decisiones.

El IVAM tiene una sala muy particular, la de la muralla. ¿Supone un reto programar allí?
Las complicaciones hay que llevarlas a nuestro lado y convertirlas en posibilidades y en valores añadidos. La sala aporta capas históricas y atrae a otros públicos que no están tan familiarizados con el arte contemporáneo. Habla de esa idea de palimpsesto y de capas históricas, ayudando a entender que el arte siempre fue contemporáneo.
¿Cómo entiende el equilibrio entre arte moderno y arte contemporáneo?
Me gusta hablar del patrimonio en clave de pasado, presente y futuro, rompiendo las fronteras y la linealidad histórica.
todo el arte siempre fue contemporáneo
Es cierto que el arte contemporáneo puede costar más de entender, pero estamos implementando estrategias y programas que estamos comenzando a implementar que interpelan a todo tipo de públicos, incluso a quienes no están familiarizados con el arte. Estamos trabajando por un IVAM transdisciplinar, incluyendo cine, música, ciencia, biología o astronomía. El arte es ese espacio donde convergen todas las disciplinas y nos permite pensar otros mundos posibles y pensar el planeta que queremos habitar.
¿Qué legado le gustaría dejar al final de su etapa en el IVAM?
Me gustaría dejar un IVAM mucho más sostenible, en el sentido de bienestar social. El IVAM es un lugar permeable, poroso y relacional, que la sociedad valenciana sienta como propio. Que sea un ágora para la ciudadanía.
Una invitación a los valencianos y valencianas.
Por favor, acercaros al IVAM. No como una obligación, sino como un deseo. Es un espacio que debemos redescubrir y disfrutar.













