La plaza de acceso de BIOPARC Valencia se llenó este domingo de personas, miradas atentas y mucha emoción. Cientos de asistentes participaron en la 27ª edición del Desfile de perros en busca de un hogar, una cita ya imprescindible contra el abandono animal.
La Fundación BIOPARC y la protectora Adopta Un Perro Abandonado (A.U.P.A.) organizaron el evento con un objetivo claro: dar visibilidad a perros que esperan una familia y promover la adopción responsable, especialmente en fechas previas a la Navidad.
La mañana arrancó con nubes y llovizna, aunque finalmente acabó saliendo el sol. Más de 30 perros desfilaron ante el público con historias duras y, al mismo tiempo, llenas de esperanza. Luz llegó tras sufrir un fuerte impacto, posiblemente un atropello. Leo estuvo a punto de ahogarse en una acequia. Caín vivió atado en un campo hasta que la policía lo rescató. Junto a ellos caminaron Grey, Dior, Diana, Baltasar o Café. Todos buscaron lo mismo: una oportunidad.

La periodista de À Punt, Rosa Romero, puso voz a cada historia y acompañó el recorrido de los perros por la pasarela. Varias personas ya mostraron interés en conocerlos y visitarlos en las instalaciones de A.U.P.A. con la intención de iniciar un proceso de adopción.
Uno de los momentos más intensos llegó con los perros del refugio de Modepran, que todavía acoge animales afectados por la DANA. Conde sufrió maltrato y también la devastación del refugio de Carlet. Kairo, Pimienta, Pitón, Moroto y Lua vivieron allí la tragedia. Sus historias recordaron que las consecuencias del desastre siguen muy presentes.
El público se emocionó con la actitud de los perros
El público se conmovió especialmente con Bella, que se detenía una y otra vez durante el recorrido en busca de caricias, y con Lila, la primera en salir. Tiene 13 años y ha pasado 12 bajo el cuidado de A.U.P.A. Avanzó despacio, tímida, acompañada por una voluntaria. El silencio y las lágrimas lo dijeron todo.
Algunos perros mostraron nervios al principio. El contacto con el público cambió la escena. Llegaron las caricias, los abrazos y los lametones. El ambiente se volvió cercano y muy comprometido con el bienestar animal.
Durante todo el acto, la organización lanzó un mensaje claro: los perros no son juguetes ni regalos. La adopción exige responsabilidad y conocimiento. Tras el abandono, estos animales ofrecen lealtad y cariño sin condiciones.
Muchas personas destacaron la labor de las protectoras y la importancia de mantener eventos como este desfile. Gracias a ellos, perros que suelen pasar desapercibidos dejan de ser invisibles y se acercan un poco más a ese hogar que tanto necesitan.














