¿Por qué a pesar de las diferencias culturales hay rituales y amuletos casi universales para atraer a la buena suerte? Tal vez la respuesta haya que buscarla en los orígenes ancestrales de los juegos de azar. La web líder en casinos, casinobonos, ha indagado en la historia para conocer por qué creemos desde tan antiguo que ciertos objetos y comportamientos llevan en ellos la buena suerte.

Los babilonios, los etruscos, los chinos, los árabes, los europeos y los indios precolombinos tenían juegos de azar organizados socialmente. Y hecha la ley del azar, hecha la trampa del ritual o el amuleto para sojuzgarlo.

LOS AMULETOS MÁS PROPICIOS

La palabra amuleto deriva del verbo latino amoliri que significa ahuyentar, alejar… pero ya en los primeros tiempos del cristianismo se utilizaba para nombrar cualquier objeto que protegiera a su portador y le atrajera buena suerte. Son uno de los objetos más antiguos de la humanidad. Los primeros fueron piedras, maderas o cristales que se distinguían por su rareza o belleza. Después, se incorporaron objetos que habían sido propiedad de alguien importante o habían participado de algún suceso especial. En la actualidad cualquier cosa puede investirse del poder de un amuleto, basta con tenerle fe.

Entre los más utilizados a la hora de enfrentarnos a los juegos de azar están:

Los huesos

Se usa especialmente el astrágalo, un huesecillo del tobillo, de animales pequeños como cabras o corderos. Lo curioso es que estos huesos se utilizaron primero para conocer el futuro (el clima, la suerte de las cosechas…) y luego, para jugar a los dados. Hoy los usamos para poner el futuro de nuestro lado. Lo mismo hacemos con dientes y colmillos. La famosa modelo Heidi Klum contó en un reportaje que ella siempre lleva una bolsita verde con sus dientes de leche. Otras personas engarzan uno en una pulsera o cadena, preferiblemente de oro. Y Steven Tyler (el vocalista de Aerosmith) usa un collar con 4 afilados dientes de un mapache.

Las tortugas

Tuvieron un papel histórico parecido al de los huesos. En el año 5000 a. C. los chinos leían presagios en las líneas del caparazón y cuenta la leyenda que de los dibujos que formaban esas líneas crearon los caracteres de su escritura. Hoy se utilizan para atraer la buena suerte en forma de dijes o talladas en cualquier material. Las que son de jade se consideran infalibles.

El trébol de cuatro hojas

Es uno de los amuletos más difundidos en nuestra cultura y ya desde pequeños creemos en sus poderes. Hay 1 por cada 10.000 tréboles de tres hojas. Lo curioso es que su rareza se debe a una cuestión genética: un gen, el dominante, inhibe la formación de la cuarta hoja y un gen, recesivo, desencadena su crecimiento. Para tener cuatro hojitas el trébol tiene que heredar los dos genes recesivos, por eso son tan raros. Pero, para usarlos de amuletos no tienen que ser naturales, alcanza con su reproducción en cualquier material, cuanto más noble, mejor.

La pirita, el cuarzo citrino y el jade

Son las tres piedras por excelencia para atraer dinero, aún sin tallar. La pirita es conocida como la «piedra del dinero» y muchas veces fue confundida con el oro por su brillo (sobre todo durante la llamada fiebre del oro en Estados Unidos en el siglo XIX). El jade fue encumbrado como el mineral más noble y poderoso por la cultura china que fabricaba todos los objetos rituales en este material. El cuarzo citrino se llama así por su color amarillo limón (citron en francés) y tiene una defensora acérrima de sus poderes en la cantante mexicana Thalía que anima a todos en su Instagram a darnos baños con piedras de cuarzo. Aunque, si ponemos fe en estas piedras, nos aseguraremos la buena suerte con solo tenerlas con nosotros.

Hay muchos otros objetos que nos garantizarían buena suerte si los llevamos encima: el arco iris que tiene una olla con monedas de oro en el final, los diminutos duendes celtas y japoneses que acompañan a los humanos en sus aventuras, las patas de conejo, las velas…

LOS RITUALES DE LA BUENA FORTUNA

Son también una costumbre antiquísima que, desde las ceremonias sociales para atraer la lluvia o contentar a los dioses, pasaron a formar parte de los comportamientos individuales.

Los del día previo

Son innumerables, van desde un sencillo dormir con un limón (recordemos el cuarzo citrino) bajo la almohada o vestirse de una manera determinada; hasta los más complicados con varios ingredientes y acciones.

Estos son los dos más curiosos:

  • Disponer 36 velas amarillas (que simbolizan los números de la ruleta) y una vela verde (para el cero) sobre un tapete verde siguiendo la configuración de los números en el paño de la ruleta. Encenderlas, mirar con atención las llamas y apagarlas lentamente una a una.
  • Poner en un cuenco siete monedas de cualquier valor. Cubrirlas con anís estrellado y hojas de laurel (símbolos de la suerte y la victoria) y agregar por encima una cucharadita de miel. Encender un sahumerio y ahumar la preparación repitiendo «mi suerte se endulza y voy a ganar todo lo que quiera en los juegos de azar».

Los del momento

Entre los que más utilizan los jugadores se encuentran:

  • Entrar con el pie derecho y apostar con la mano izquierda (para transmitir la energía del corazón). Si nos sentamos, que sea por el lado derecho de la silla.
  • No situarse frente a un espejo, al desdoblarse nuestra imagen se dispersa la energía.
  • Si estamos bebiendo, colocar alguna joya o moneda en la bebida.
  • Anotar el número jugado en un papel y estrujarlo con la mano izquierda mientras la bola gira.
  • Acariciar, hablar o hasta besar a la tragaperras en la que se va a jugar e incluso caminar mientras la máquina está en funcionamiento.
  • Soplar sobre los dados antes de tirarlos.
  • Vestimenta especial: la camisa, los zapatos, los calcetines… de la suerte.
  • Cambiar de sitio si ganan porque piensan que la diosa de la fortuna no volverá a pasar por allí y entonces tratan de cambiar su lugar en la mesa o, por lo menos, si están sentados, se ponen de pie.
  • En una mesa de juego lo mejor es no cruzar las piernas ya que se anula todo tipo de buena suerte posible. Sin embargo, el cruzar los dedos al jugar en casinos tanto en persona como online puede ayudar a atraer la buena suerte.