Como expresa su himno: Altura está «repleta de belleza y de bondad». Situada en el sur de Castellón, esta localidad del Alto Palancia se caracteriza no sólo por estar repleta de belleza, sino también por poseer monumentos, puntos de interés internacional e, incluso, el afloramiento del Manantial del Berro.
Este municipio valenciano esconde encanto, historia y solo está a 58 kilómetros de la capital provincial. Por ello, hoy te proponemos una escapada a este pequeño pueblo de poco más de 3.500 habitantes.
Algo que sorprende de Altura es su arquitectura rural tradicional adaptada a la orografía. Y es que su término municipal se integra de pleno en la Sierra Calderona, por lo que cuenta con un terreno un tanto complicado que se eleva desde los 350 metros hasta los 1.015 metros de altura en la cúspide de Montemayor.
El monumento más importante del Reino de Valencia
El municipio cuenta con monumentos de gran relevancia cultural y con gran historia. Uno de los más trascendentales es sin duda alguna la Cartuja de la Vall de Crist. Situada a menos de un kilómetro del núcleo urbano, sus restos tras casi dos siglos de abandono y expolio todavía desprenden la solemnidad de una de las cartujas más destacadas de Europa.
Santuario de la Cueva Santa
Se encuentra a unos 12 kilómetros de la villa de Altura y se erige como uno de los lugares de gran devoción de toda la comarca y de fuera de ella. Formado por un conjunto de edificaciones, la cueva en sí es una oquedad de veinte metros de profundidad por la que se puede descender por una escalera hasta el recinto donde se halla la capilla de la Virgen, que data del siglo XVII.
El Portalico
Se trata de la gran puerta de acceso al recinto medieval, abierto al “camino viejo de Segorbe” y al “camino de Aragón” que confluyen con él.
Masías y villas
En el término municipal existen diversas masías y villas como la del ‘Batán del trapo’, ‘Cucalón’ o ‘Abanillas’ que son un excelente ejemplo de la arquitectura rural típica de la zona y que sin duda merecen una visita.
Pero Altura todavía guarda muchos más secretos. Tantos, que lo más conveniente es perderse con una excursión entre sus calles, casas, monumentos y yacimientos. Y, ya de paso, probar su excelente gastronomía.