Juan Ramón Adsuara, alcalde de Alfafar, días después del paso de la DANA
Juan Ramón Adsuara, alcalde de Alfafar, días después del paso de la DANA

Ha pasado un año desde que Alfafar vivió uno de los episodios más duros de su historia reciente. El 29 de octubre de 2024, una DANA descargó sobre la comarca de l’Horta Sud con una virulencia nunca antes registrada. Calles anegadas, viviendas destruidas, coches arrastrados por la corriente y un municipio completamente incomunicado durante días.

Hoy, desde la plaza del Ayuntamiento, todavía se respira el recuerdo de aquella jornada. Las imágenes de la “zona cero” se mezclan con los sonidos del día a día, y aunque la vida ha vuelto a las calles, el dolor no se borra tan fácilmente.

A veces parece que fue una pesadilla, pero luego ves las imágenes y te das cuenta de que lo vivimos de verdad”, confiesa el alcalde Juan Ramón Adsuara, que un año después admite que el proceso de reconstrucción “es más largo y complejo de lo que nadie imaginaba”.

“Fue una situación límite”

Las primeras horas de la emergencia fueron caóticas. El agua arrasó caminos y bloqueó todos los accesos al municipio. “Estuvimos tres días completamente aislados. No podían entrar ambulancias, ni salir los vecinos. Fue una situación límite”, recuerda Adsuara.

En ese contexto, la solidaridad local se convirtió en la única respuesta posible. “Gracias a los agricultores, que abrieron caminos con sus tractores, y a la Policía Local, que se volcó desde el primer momento, pudimos empezar a rescatar y trasladar a heridos”, relata el alcalde. Una empresa de ambulancias de Alfafar también colaboró, improvisando traslados a contrarreloj.

“Fue un grito de desesperación para que entrara la UME . Creemos que debía haber estado en Alfafar desde el primer momento. Nos sentimos solos.”

La decisión que salvó vidas: cerrar colegios antes de la tormenta

La mañana del 29 de octubre, Adsuara se encontraba en Valencia participando en un acto institucional. A las 10:15, cuando se activó la alerta roja, regresó de inmediato a Alfafar. “Grabamos un vídeo para redes y firmé un decreto cerrando parques, actividades al aire libre y, finalmente, los colegios”, recuerda.

Aquella decisión, tomada en cuestión de minutos, fue clave para evitar una tragedia mayor. “Afortunadamente, muchos niños y mayores estaban ya en casa cuando comenzaron las lluvias más intensas. Incluso un colegio con alumnos de movilidad reducida pudo evacuar a tiempo.”

El alcalde reconoce que entonces no se daba tanta importancia a las alertas meteorológicas, pero que aquella experiencia cambió la percepción colectiva: “Ahora nadie se lo toma a la ligera. Todos sabemos lo que significa una alerta roja”.

Reconstrucción y salud mental: dos frentes abiertos

Un año después, el balance es agridulce. Alfafar avanza en la reconstrucción de sus infraestructuras, pero la herida emocional sigue abierta. “No hemos vuelto a la normalidad. La normalidad no es solo reconstruir edificios, es también sanar el daño psicológico”, afirma Adsuara, que no esconde que él mismo fue víctima directa de la DANA.

El Ayuntamiento ha reforzado el servicio de atención psicológica para vecinos afectados y ha anunciado que aumentará la partida presupuestaria en 2026 para seguir acompañando a quienes aún sufren secuelas.

El alcalde reconoce que cada vez que se anuncia una nueva alerta, el miedo vuelve: “Todavía hay vecinos que sienten ansiedad cuando llueve. Algunos incluso nos preguntan por sus derechos laborales si no se ven capaces de conducir bajo la lluvia. Esa huella emocional tarda mucho en borrarse”.

Voluntarios y vecinos despejan una de las calles de Alfafar. / MIGUEL ÁNGEL POLO (EFE)

Infraestructuras más fuertes, pero aún insuficientes

La última alerta roja puso a prueba el sistema de alcantarillado de Alfafar. Según Adsuara, la respuesta fue positiva, pero aún hay zonas que necesitan mejoras. “Estamos contratando obras para ampliar los colectores y reforzar los puntos más críticos”, explica.

El alcalde insiste en que la inversión en prevención es prioritaria: “Cada euro que se invierte en infraestructuras evita sufrimiento futuro. Y no queremos volver a ver a nuestros vecinos atrapados en sus casas”.

Además, el municipio ha impulsado una página de transparencia donde los vecinos pueden consultar todas las actuaciones realizadas y las que están pendientes dentro del plan de reconstrucción.

Un protocolo común para toda la comarca

La experiencia del 2024 ha llevado a los municipios de la Mancomunidad de l’Horta Sud a coordinar sus actuaciones ante futuras emergencias. “Hemos aprobado un protocolo conjunto: en alerta naranja se cerrarán los colegios y, en alerta roja, también los comercios”, explica Adsuara.

El objetivo es evitar decisiones descoordinadas entre municipios que comparten población y servicios. “De nada sirve que un pueblo cierre si el de al lado no lo hace. Nuestros alumnos y trabajadores se mueven entre localidades y debemos actuar como una sola comarca”, subraya.

El pequeño comercio, símbolo de resistencia

La DANA también golpeó duramente al tejido económico local. Según la Cámara de Comercio, siete de cada diez comercios de Alfafar han reabierto tras la catástrofe. El Ayuntamiento, junto con la Diputación, impulsa bonos de consumo y organiza ferias del comercio local para reactivar la economía.

“El comercio es la vida del municipio. Detrás de cada tienda hay familias que lo han perdido todo y que, aun así, han vuelto a abrir. Son el mejor ejemplo de resiliencia”, afirma Adsuara.

La DANA deja huella en la Horta Sud: más de 92.500 inmuebles afectados
Estado en el que se encontraban algunas de las viviendas de Alfafar. / JOSÉ MANUEL VIDAL (EFE)

“La burocracia es lenta, pero las ganas de trabajar no faltan”

A pesar del avance visible, el alcalde reconoce que la reconstrucción administrativa es un laberinto. “La realidad de las personas va por un lado y la ley por otro. Los trámites son lentos y farragosos, pero seguimos empujando”, señala.

Su mensaje, un año después, es de esperanza: “Queda mucho por hacer, pero saldremos adelante. Pedimos paciencia: la burocracia es lenta, pero las ganas de trabajar, de luchar y de devolver a Alfafar su normalidad no nos faltan”.

Alfafar afronta este aniversario con emoción contenida. El recuerdo de las víctimas, la solidaridad vecinal y el compromiso institucional dibujan la hoja de ruta de un municipio que no olvida, pero sigue adelante.

“Cada vez que miro al cielo y veo nubes oscuras, pienso en aquel 29 de octubre. Pero también pienso en todo lo que hemos avanzado desde entonces. Alfafar no se rinde”, concluye su alcalde.

Un año en imágenes