Por fin el Valencia gana en Mestalla por 3 goles a 1 ante el BSC Young Boys. Santi Mina y Carlos Soler han sido los protagonistas del buen resultado del equipo valenciano. Gracias a ellos el Valencia CF se mantiene con sus opciones intactas para acceder a los octavos de final de la Champions League tras un partido soberbio de todo el equipo. El equipo ha formado una piña sobre el césped mientras la grada se dejaba la voz cantando el “a por ellos, oé, a por ellos, oé”. Juntos iban a vaciarse por la victoria. Y así fue. Marcelino le dio confianza al once titular, un gesto que sería correspondido desde el primer minuto, tiempo suficiente para que Santi Mina fuera afilando la bota. Sus carreras al espacio libre eran muy peligrosas, solo faltaba lo que más desea todo equipo: el gol. Rodrigo, con un gesto con el cuerpo dejó atrás a su defensor, vio el desmarque inteligente de Carlos Soler que, cuando vio salir al meta picó el balón para superarle, desde la grada se seguía la trayectoria del esférico para verlo dentro de la portería… el palo lo atrajo como si de un imán se tratara, pero con lo que no contaban los suizos es con el olfato goleador de Santi Mina, que apareció con su rabia para marcar. La locura se apoderó de Mestalla, que volvió a demostrar a toda Europa que quiere más Champions.
Se había dado el primer paso, pero aún quedaba mucho camino por delante. Hartos de recibir faltas, sacando toda la rabia de su interior cuando el árbitro cortó un contragolpe envenenado a los 17 minutos. El Valencia CF tenía el control del partido, pero aún quedaba mucho trabajo por hacer y no despistarse atrás al disfrutar solo de una ventaja mínima. Assalé no supo rematar solo un centro lateral, pero era un aviso de lo que iba a venir, ya que en el minuto 36 de partido, una falta no señalada sobre Coquelin, acabó desencadenando el empate. Golpe duro, pero del que rápidamente se rehicieron de nuevo con una acción entre los dos niños traviesos de la tarde: Carlos Soler y Mina.
¡Qué maravilla de centro! ¡Qué bien remató Santi Mina! Y Mestalla volvió a rugir con fuerza con el 2-1. Era justo, ya que el rival solo apostó por la velocidad en sus contragolpes. Pero se han visto esta temporada tantos partidos donde no se reflejaron los méritos en el marcador, que Carlos Soler no iba a permitirlo más. Tras darle la golosina a Mina y ser clave en el primer gol, el ‘8’ se empeñó en vivir su primera gran noche de Champions, “cerrando” el partido con una buena conducción mientras Santi Mina atraía a los defensas, para marcar con un potente disparo cruzado a los pocos minutos del segundo tiempo. Esta victoria no se iba a escapar.
Para lograr algo primero debes soñarlo, como hacía Soler cuando era un niño y sufría desde la grada. Luego trabajarlo sin descanso, como Carlos mejorando conforme iba creciendo en la Academia. Antes o después si el camino es el correcto se consigue el objetivo y ante el BSC Young Boys disfrutó con su primera noche mágica de Champions en Mestalla. Como Santi Mina, ovacionado cuando Marcelino le dio descanso, como antesala de la atronadora ovación con que la grada premió a todo el equipo en su primer triunfo en casa.
Solo faltaba dar un último paso, mantenerse fuertes atrás e intentar marcar algún gol más al contragolpe. Pero el susto lo dio Coquelin, cuando sufrió una durísima entrada de Sanogo que fue castigada con su expulsión. Respiró la grada al verle de nuevo en el campo. ¡Qué gusto dio gusto ver a este equipo! El esfuerzo, la solidaridad sobre el césped, la firmeza atrás, el sacrificio, la insistencia en la búsqueda del gol, levantarse si recibes un golpe… valores que la grada reconoce y admira, gritando con fuerza en una Champions en la que el Valencia CF aún tiene mucho que decir gracias a su primera victoria en Mestalla que se disfrutó de lo lindo.