Pedro Ruiz ha pasado este verano por los escenarios valencianos con ‘Confidencial’, un espectáculo en el que repasa sus 40 años en este oficio y en el que cuenta anécdotas relacionadas con todos los personajes que ha conocido como Felipe González, Camilo José Cela o Estefanía de Mónaco.
-Vuelves al teatro con “Confidencial”, ¿Qué encontrará el público en ese espectáculo?
Se van a encontrar con un punto de reflexión en mi carrera. Conmemoro los 40 años que hace que debuté en Madrid en el teatro Figaro, cuando todos los días teníamos amenaza de bomba. Era en plena transición, atentados permanentes, secuestro de Oriol y Villaescusa, Carillo escondiéndose. Salíamos al escenario para decir: “Hay amenaza de bombas”. Ahora quiero hacer un cambio de tono y convertir el teatro en el salón de mi casa o de casa de los espectadores, para bajarme de un tono más estridente, que he tenido siempre, mucho más enérgico y ser alguien que cuente cosas de su vida, anécdotas muy divertidas pero muy verdaderas. Canto canciones, divertidas y no muy divertidas y luego el público me pregunta lo que quiere.
-Sería una especie de memorias, ¿no?
No, sería una especie de mosaico. Yo nunca contaré mis memorias. Pero si hay anécdotas que me han ocurrido a mí porque toco muchos ambientes en la vida, que también valen de ejemplo paralelo con lo que ha ocurrido con el país. Si cuento una entrevista que tuve con Felipe González en la Moncloa, con lo que contenga o con Dalí o con Estefanía de Mónaco. También aparecerá Lola Flores o Lola Flores o con Camilo José Cela, también te estoy contando un trozo de la historia de España o de la historia de nuestra sociedad, desde las cosas que me han pasado a mí, que no son solo mías, son de todos.
–Una persona como tú que ha vivido tanto y ha conocido tantos personajes y que en su profesión ha hecho prácticamente de todo, ¿de qué manera selecciona las anécdotas que tiene que contar en este espectáculo?
Pues como si uno tuviera que hacer una ensaladilla rusa o un plato combinado. Por el conocimiento que tengo del mundo del espectáculo, sé que el espectáculo no tiene que ser absolutamente en serio, absolutamente en broma, ni absolutamente privado. Entonces tienes que hacer un poquito de guisante, un poquito de espárrago, un poquito de chorizo, un poquito de cebolla, un poquito de mayonesa, para que el plato combinado finalmente diga oye: “Que buen gusto final nos deja”.
-¿Te has callado alguna anécdota?, es decir, ¿has apartado alguna anécdota?
Todo lo que es mi vida privada, no cuento nunca nada…
-Vales más por lo que callas que por lo que cuentas cono Peñafiel…
Todo el mundo sabe más cosas de las que dice. Yo no tengo ningún problema en contarlas, porque pasamos una vez por la vida y no le tengo miedo a nada, lo que tengo es discreción. La discreción creo que es una forma de elegancia y además de la elegancia, la discreción es libertad. Si tú eres discreto eres libre.
-Al final del espectáculo has dicho que te sometes a un interrogatorio del público, ¿Eso a uno no le da miedo? Lo digo porque a veces el público no tiene filtro entre el cerebro y la boca…
Pero no importa, eso favorece al espectáculo, lo que pasa Carles, que eso no ocurre, tengo la suerte de tener un público muy respetuoso y espero paulatinamente ir ganándome también a los jóvenes que no me conocen por esta pausa que he tenido en mi vida. En general, quien pregunta en el público, pregunta con mucha educación, y si desbarra un poquito, es bueno para el espectáculo, porque yo se responder a eso. Por otra parte, y termino con esta respuesta, es muy difícil preguntarme a mí, nada más duro que lo que yo ya me he preguntado a mí.
-¿Estas cómodo en un plató de televisión?
Si, muy cómodo, en el teatro más. La televisión es un espectáculo ‘desambitado’. Se produce en un ámbito que es este y lo están viendo unos señores que no sabemos cómo están, si están haciendo el amor, pelando una cebolla o están atentos, el teatro no. El teatro tienes el ámbito de quien te escucha cerca y tu como me dijo Ainhoa Arteta, un día hablando en La Noche Abierta, percibes una cosa que ella definió muy bonito: “El público es como un agujero que respira”. Salir al escenario es como un estado de enfermedad, por mucha experiencia que tengas , tú no sabes cómo vas a estar ese día, y la respiración del público, su movimiento, sus reacciones, sus risas, su silencio, te hacen cambiar a ti. Tu vibración cambia, a veces el público lo sientes muy cerca y dices, “Que bien va” y a veces lo sientes muy lejos y dices “Que mal va”, a veces te equivocas, pero la definición es exacta la de Ainhoa. El público en un teatro Pedro, como tú sabes es como un agujero que respira y has de interpretarlo, sin embrago en la televisión no sabes cómo respira.
-¿Y estas más tranquilo entones?
Sí, pero puedes estar haciendo una porquería, no estar interesando a nadie, tu no percibes la vibración directa con el ser humano al que te diriges.
-Yo cuando me plantearon tu entrevista, tengo que reconocer que me entró cierto miedo porque no sabía si iba a estar a tu altura.
Yo te agradezco mucho lo que dices pero soy un tipo con experiencias que ha hecho mil cosas, del mismo modo que cuando me llaman para debates no voy nunca, porque no soy un opinador profesional. Y yendo a lo que dices, que te lo agradezco, no te voy a recomendar nada, ten naturalidad. Si es que nada es para tanto, yo no soy nadie, tu tampoco, el ministro que se siente aquí no es nadie, es uno que se morirá. Por lo tanto rendir pleitesía a circunstancias que son habituales en todos los demás, hombre rendir pleitesía al talento, a la bondad también, pero al que manda. El que manda es una que han delegado unos votos, que vete a saber tú si sabían lo que votaban.
–Hemos hablado de La Noche abierta, pero hay otro programa que ha marcado historia que es “Como Pedro por su casa”.
Hice pocos, siete un año y diez otro, yo creo que ahí arranca todo. De ahí arranca Martes y 13, Morancos etc.. Y a mí no me han vuelto dejar hacerlo…
-Pero vamos a ver, yo lo que no entiendo, si has hecho tanto en general, ¿Por qué he leído por ahí que llevas 14 años y medio sin trabajar en la televisión?
Me invitan para hacer entrevistas, ahora hay una temporada que estoy rechazando hacer todo tipo de paripé. Si usted no me deja trabajar en su canal, no voy a hacer el paripé de que su canal es libre, no lo es.
-¿Ya no eres interesante? ¿Ya no eres rentable? ¿Eres incómodo?
Conmigo no se podrían repartir nada detrás, para empezar. Y luego me han puesto una etiqueta de “incomodo” que yo rechazo, especialmente en este momento de mi vida, porque creo que en este momento toca cordialidad. Al país le hace falta un diluvio de cordialidad y de armonía. Ya no mola, lo del debate y la crispación ya no mola. Hay tanta mierda saliendo que ahora creo que estamos obligados los ciudadanos, ni si quiera digo el artista, las personas, hacernos una vida más agradables unas a otras, ocurra lo que ocurra en las llamadas alturas, que más alturas son bajuras.
-Charlaste con unas 500 personas aproximadamente en la Noche Abierta ¿Te falto alguien?
No, yo no echo de menos porque no soy nada mitómano…. Me gustó mucho la de Vicente Ferrer, por razones obvias, pero me gustó mucho la charla del Bola, que vino siendo un niño, y siendo un niño no venía vendiendo nada, lo cual era verdadero. En una charla de televisión de 35 minutos no se consigue la verdad. Todo lo que te puedo contar ahora puede ser un guion muy bien preparado en mi memoria y en mi discurso, pero a lo mejor son un canalla. Hay que comprobar cómo son las personas con los hechos, sin embargo lo que yo pretendía con la noche abierta, es que durante 40 minutos la gente se sintiera cómoda, no esperaba encontrar ninguna verdad. Cuando me entrevistan a mí, sé muy bien cuando me siento cómodo y cuando no. Hoy estoy cómodo por ejemplo, por tu tono, el tono es el fondo, por eso la televisión mala que hay ahora, es una televisión chillada, porque cuando se levanta la voz no se piensa.
-Vamos a finalizar ya la entrevista pero antes, quiero que hagas un poco como Umbral que fue al programa que fue al programa a hablar de su libro, ¿Por qué no debemos de perdernos confidencial?
Los que me conocen, un poco, encontraran muchas claves de cosas que me han ocurrido y que han ocurrido en el país. Los que no me conocen y son más jóvenes, que es un público al que me dirigiré pronto si me dejan, pueden escuchar cosas que parecen que no son de su época pero que dentro de unos años verán repetidas en su propia época y luego saldrán muy reidos, muy acariciados y muy emocionados.