En el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, la presidenta de la Asociación de Amas de Casa Tyrius, Eugenia Garrígues, ha ofrecido un testimonio contundente sobre la situación actual de la violencia machista y el trabajo que realiza la entidad en la Comunitat Valenciana. Un 25N en el que Tyrius ha sido reconocida por la Generalitat Valenciana por su labor, aunque Garrígues lo recibe “con alegría y tristeza a la vez”, porque, como afirma, “ojalá algún día no existan los premios 25N”.

Tyrius gestiona tres viviendas tuteladas que atienden a mujeres víctimas de violencia de género y a sus hijos las 24 horas del día, los 365 días del año. Un equipo multidisciplinar formado por psicólogas, educadoras sociales, trabajadoras sociales e integradoras acompaña a las mujeres desde el primer momento.

“Llegan en situaciones muy duras. Lo primero es acogerlas y estabilizarlas emocionalmente”, explica la presidenta. Muchas llegan con hijos, menores que también “son víctimas directas” al abandonar su hogar, su escuela y su entorno. Para facilitar su integración, la asociación realiza talleres, salidas de ocio, actividades culturales y clases de castellano, especialmente para mujeres migrantes que llegan con barreras idiomáticas.

“Algo estamos haciendo mal como sociedad”

A pesar de los recursos institucionales, Garrígues reconoce su preocupación: “No entiendo cómo en el siglo XXI seguimos teniendo tantos casos. Si la primera víctima existe, ya estamos fallando”. Este año, recuerda, las cifras siguen siendo alarmantes.

La presidenta señala dos factores clave: por una lado, la educación de los jóvenes, donde detecta una “normalización peligrosa” de comportamientos de control; y por otro, el impacto de las redes sociales, que “están haciendo mucho daño” por reforzar relaciones basadas en la vigilancia constante.

Según relata, cada vez escucha más a jóvenes justificar que la pareja revise mensajes o geolocalizaciones: “No es una tontería, es grave. Hemos retrocedido”.

Críticas al sistema: “Un maltratador es un maltratador”

Garrígues lanza uno de los mensajes más contundentes de la entrevista: “Quizá se acabaría la violencia el día que ingresaran los maltratadores en viviendas y no las víctimas. Parece que ellas son quienes deben esconderse mientras ellos continúan con su vida normal.”

También denuncia el miedo al que se enfrentan las mujeres en los puntos de encuentro familiar: “Van con pánico. Un maltratador no debería tener derecho a visitar a sus hijos. Si maltratas a su madre, maltratas a tus hijos.”

La presidenta, además, se muestra muy crítica con el reciente fallo en el sistema de control telemático para maltratadores. “Es un tema demasiado serio para que falle y peor aún para que se intente tapar. Un error así puede costar una vida.”

Más recursos, redes de apoyo y coordinación entre entidades

Tyrius trabaja con una extensa red de delegaciones —224 municipios— para crear grupos de acompañamiento en cada localidad, mediante su programa Asiste, donde voluntarias ayudan a mujeres a dar el paso de denunciar o acudir a instituciones. La coordinación con ayuntamientos, policía y otras entidades es, asegura, “fundamental”.

Aunque la Generalitat Valenciana es su principal apoyo, Garrígues insiste en que “siempre harán falta más medios”, especialmente centros amigables para mujeres y menores como el inaugurado recientemente en Valencia.

“El miedo a encontrarse al maltratador en la calle o en el colegio paraliza a muchas mujeres”, explica.

Por eso, recalca que la sociedad también debe implicarse: “No es mirar hacia otro lado. La vida de una persona nos debe importar a todos.”

Un mensaje final: “No están solas”

Para cerrar, la presidenta lanza una llamada directa a las mujeres que sufren violencia:
“No van a estar solas. Siempre tendrán nuestra mano extendida. Hay que denunciar, pero incluso si no lo hacen, las vamos a atender. Se puede salir de esto.”

La Asociación de Amas de Casa Tirius atiende presencialmente en c/ Montornés, 20 (València) y a través del teléfono 96 351 99 93. Y recuerda que el número estatal contra la violencia de género, 016, no deja rastro en la factura.