Vecinos atrapados por los ascensores sin reparar tras la DANA / Cruz Roja

Un año después del paso devastador de la DANA por localidades como Aldaia, salir de casa sigue siendo un desafío diario para muchas personas con movilidad reducida. Más de 700 viviendas permanecen con sus ascensores averiados, generando lo que expertos y afectados llaman un “confinamiento selectivo”, donde los más vulnerables permanecen prácticamente atrapados en sus propios domicilios.

El alcalde de Aldaia, Guillermo Luján, describe la situación como uno de los problemas más sensibles que dejó la DANA. “Hay muchos ascensores que aún no están funcionando y el sector no da capacidad de respuesta”, afirma.

Para paliar temporalmente la situación, Cruz Roja ha habilitado un sistema con sillas oruga, que permite bajar a personas en silla de ruedas de sus viviendas. “Es una medida muy coyuntural”, añade Luján, “porque lo que la gente necesita es poder bajar a la calle y retomar su vida”.

Cruz Roja y los vecinos una salvación momentánea

El caso de Francolizy, una mujer de 36 años con paraplejia, ejemplifica la gravedad de la situación. Su madre, Francy da Rocha, relata que durante todo un año la movilidad de su hija ha dependido casi exclusivamente de la asistencia de Cruz Roja y de la ayuda esporádica de vecinos. “Un bordillo es un muro para ella”, explica, “y este verano solo pudo bajar a la piscina una vez gracias a un vecino”.

La instalación del ascensor en su edificio lleva tres meses sin funcionar, a la espera de la revisión final y la firma que permita su puesta en marcha. Mientras tanto, salir de casa depende del apoyo externo, especialmente para visitas médicas o actividades básicas.

Las empresas responsables ignoran a los afectados

En la comunidad de vecinos de Antonio Ruiz, otro afectado, la empresa encargada de la reparación del ascensor no ha dado respuesta a los múltiples intentos de contacto. “Hemos enviado correos, llamadas, incluso un burofax con acuse de recibo para exigir el cumplimiento del contrato”, explica Ruiz. Mientras tanto, los residentes más mayores enfrentan un esfuerzo físico extremo para subir y bajar varias plantas, y muchos dependen de compras mínimas para poder manejar las escaleras.

Situaciones similares viven vecinos de más de 700 viviendas en Aldaia. Personas con movilidad reducida o con enfermedades crónicas enfrentan un aislamiento prolongado, mientras el retraso en las reparaciones administrativas y técnicas mantiene bloqueados los ascensores. Los vecinos denuncian que, a pesar de los pagos realizados, la empresa encargada no muestra señales de iniciar los trabajos de manera efectiva.

La gente reclama volver a la normalidad

Cruz Roja sigue siendo el principal apoyo temporal para quienes no pueden salir de sus domicilios, especialmente para desplazamientos médicos o necesidades básicas. Sin embargo, la organización y el alcalde insisten en que estas soluciones no sustituyen la reparación definitiva. “La gente necesita recuperar su autonomía y volver a vivir con normalidad”, recalca Luján.

El año transcurrido desde la DANA ha dejado al descubierto no solo los daños físicos provocados por la tormenta, sino también la vulnerabilidad de colectivos que dependen de infraestructuras básicas para mantener su vida cotidiana. La lentitud en la reparación de los ascensores y la falta de coordinación con las empresas reparadoras evidencian la necesidad urgente de intervención inmediata, tanto para garantizar la seguridad como la igualdad de acceso a la calle y a los servicios esenciales.

Mientras tanto, vecinos como Francolizy y Antonio Ruiz continúan afrontando cada día el desafío de bajar y subir escaleras, dependientes de la solidaridad de Cruz Roja, familiares y vecinos, esperando que las soluciones definitivas lleguen antes de que transcurra otro año de confinamiento involuntario.