El polifacético actor y presentador Carlos Sobera vuelve a los escenarios con la comedia “Inmaduros”, una producción escrita por Juan Vera y Daniel Cúparo y dirigida por Juan Luis Iborra, que llega al Teatro Olympia de Valencia para hacer reír, emocionar y, al mismo tiempo, invitar a la reflexión.
“Inmaduros” parte de una premisa tan sencilla como universal: ¿qué ocurre cuando dos hombres de más de cincuenta años descubren que todavía no han aprendido del todo a vivir? La respuesta se despliega en una historia cargada de humor, ironía y momentos de ternura, donde Sobera encarna a Alfi, un publicista separado, ingenioso y escéptico, que rehúye de todo compromiso emocional. Su única compañía estable es Alexa, la voz digital de su casa inteligente.
Su contrapunto es Fideo, interpretado por Ángel Pardo, un psiquiatra de carácter conservador, casado durante más de 25 años con su primera novia. Cuando su matrimonio se rompe, Fideo recurre a Alfi en busca de apoyo, sin imaginar que su amigo tiene un plan para “curarlo” de la melancolía: presentarle mujeres que lo saquen de la tristeza y le devuelvan el deseo de vivir. Lo que empieza como una aventura ligera se convierte, poco a poco, en una profunda exploración de la amistad, la masculinidad y las distintas formas de amar en una etapa de la vida donde uno cree tenerlo todo aprendido.
Una comedia que lleva a la reflexión
A lo largo de la obra, ambos protagonistas se cruzan con cinco mujeres, cuatro reales y una virtual, interpretadas por Elisa Matilla, Lara Dibildos, Silvia Vacas y Arianna Aragón. Cada una, con su particular forma de entender el amor, la independencia y las emociones, los enfrentará a sus propias inseguridades y contradicciones. En ese recorrido, Alfi y Fideo descubrirán que la inmadurez no siempre es un defecto: a veces, puede ser una forma de seguir sintiéndose vivos.
Con una puesta en escena ágil y un texto lleno de ritmo y frescura, “Inmaduros” combina el humor con la reflexión, abordando temas tan actuales como la soledad, las relaciones digitales y la dificultad de los hombres para expresar sus sentimientos. Bajo la dirección de Juan Luis Iborra, la obra mantiene el equilibrio entre la comedia y la emoción, ofreciendo al público un retrato cercano y divertido de la vida contemporánea.













