Los emblemáticos chiringuitos del Paseo Marítimo de València inician una nueva etapa. Desde esta semana, se ha iniciado la demolición de los primeros locales que, desde los años 90, forman parte del paisaje frente a la playa de la Malva-rosa. En total son doce restaurantes los se sustituirán por nuevas construcciones modulares, más sostenibles, modernas y mejor adaptadas al entorno.
El proceso se llevará a cabo en dos fases. Hasta marzo de 2026, seis establecimientos serán derribados. Para los otros seis, se esperará a finalizar la temporada de verano de 2026. Entre los primeros en desaparecer figuran La Murciana, El Bobo y La Alegría de la Huerta.
Obra rápida y de bajo impacto
Esta reforma se ejecutará con arquitectura modular prefabricada, lo que permitirá levantar cada nuevo restaurante en apenas tres meses. Los módulos llegarán prácticamente montados y se ensamblarán en el propio paseo. Esto evitará largas obras y reducirá el impacto en una de las zonas más transitadas del frente litoral valenciano.
Además, las nuevas edificaciones contarán con terrazas en la primera planta y mayor integración en el paisaje, tras la modificación del Plan Especial de Ordenación del Paseo Marítimo aprobada en abril. Las concesiones de Costas, también, han sido renovadas hasta 2035, lo que garantiza la continuidad de estas históricas arrocerías.
Así serán los nuevos restaurantes
A partir de ahora, con las nuevas modificaciones aprobadas, los establecimientos podrán utilizar la primera planta de los edificios como restaurante ampliando la superficie de sus instalaciones.
Con la aprobación de la modificación se mejora el diseño de los restaurantes, de forma que se permitirá una cubierta con planos inclinados, una terraza superior con 144 m2 cubiertos y cerrados con acristalamiento de suelo a techo en un 70% de su cerramiento; y los 85 m2 restantes será una terraza descubierta. Asimismo, se podrá mejorar el diseño de estos inmobles con una cubierta con planos inclinados para facilitar la instalación de placas fotovoltaicas.

Por otro lado, los nuevos edificios se colocarán sobreelevados del suelo a una altura de 50 centímetros para hacer frente a la subida progresiva del nivel del mar y para evitar inundaciones en la época de temporales marítimos o de grandes tormentas, todo ello sin aumentar los volúmenes permitidos por la demarcación de Costas del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
El derribo de los chiringuitos supone el final de una etapa para unos negocios que hunden sus raíces en los antiguos merenderos levantados hace más de un siglo sobre la arena. A pesar de las dificultades económicas y las ofertas de compra de grandes cadenas, muchas familias han decidido resistir y mantener viva la tradición gastronómica local.
Los hosteleros confían en que esta renovación sirva como punto de partida para revitalizar todo el Paseo Marítimo, un espacio que consideran desfasado y necesitado de inversión pública.
La renovación de los restaurantes de la Malva-rosa no solo modernizará sus instalaciones, sino que también busca reforzar su papel como referente gastronómico y cultural de València.














