La Guardia Civil ha puesto fin a las estafas e intrusismo profesional que estaba teniendo lugar en la localidad de Oliva. Los dos detenidos, un hombre y una mujer, se hacían pasar por abogados y ofrecían unos servicios que nunca llegaban a existir.
El 14 de mayo se personó en dependencias de Guardia Civil una de las víctimas denunciando una estafa de 10.500 euros. La misma consistía en contratar los servicios de quien decía ser abogado, no volviendo a obtener ningún tipo de respuesta ni haber iniciado procedimiento judicial alguno.
Por parte de los agentes se iniciaron las gestiones con el fin de recabar todos los datos pertinentes y esclarecer el hecho delictivo. En primer lugar, se comprobó que realmente el supuesto autor no era un letrado en activo, corroborando tal hecho y comprobando que actuaba con un nombre inexistente.
LA PAREJA DE SUPUESTOS ABOGADOS ESTAFÓ 16.000 EUROS
Tras la primera denuncia, se personaron en dependencias tres víctimas más, manifestando, al igual que la primera, haber sufrido una estafa por un hombre el cual se hacía pasar por abogado, teniendo conocimiento que pudiera existir más víctimas.
Ante estos hechos, se procedió a realizar las investigaciones convenientes, llegando a identificar a esta persona. Se pudo corroborar esta identificación mediante el reconocimiento fotográfico de todas las víctimas. Por otro lado, se comprobó la titularidad de los números de teléfono de estas personas, así como la titularidad de las cuentas bancarias a las cuales se realizaron diversos ingresos, dando como resultado positivo. La cantidad de lo estafado asciende a 16.000 euros aproximadamente.
Por ello, se ha procedido a la detención de dos personas por un supuesto delito de estafa e intrusismo profesional. Se trata de una mujer de 49 años y un hombre de 53, a quienes se les imputa delitos de estafas e intrusismo profesional. Las investigaciones continúan abiertas al tener conocimiento de la posible existencia de más víctimas. Las diligencias ya han sido entregadas en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Gandía.
