(DIEGO ESTEBAN).- El Valencia encara un tramo final decisivo tras una segunda vuelta sobresaliente que lo ha sacado del pozo pero que le ha dejado el objetivo de la permanencia y la ilusión de Europa algo lejos tras dos empates consecutivos. Cinco partidos, contra Las Palmas, Getafe, Alavés, Athletic y Betis; marcarán su destino.
El equipo de Carlos Corberán llega al tramo final de LaLiga con el recuerdo amargo de sus últimos cierres de campaña, pero también con una ilusión renovada gracias al trabajo del cuerpo técnico y a una segunda vuelta en la que ha sumado 26 puntos en 14 partidos, solamente menos que el Barcelona, el Betis y el Real Madrid.
El conjunto che, que llegó a ser colista y a estar a 7 puntos de la salvación, ha firmado un 2025 de ensueño que le ha permitido mirar hacia arriba: Europa está a cinco puntos, pero la permanencia todavía no es matemática.
Los cinco partidos restantes son una montaña rusa emocional y clasificatoria:
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3 de mayo a las 18:30h: visita a Las Palmas, que ocupa la tercera plaza del descenso con 32 puntos. Una victoria en la isla dejaría la permanencia casi cerrada, pero el conjunto canario necesita los puntos para buscar la salvación.
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10 de mayo a las 14h: duelo directo en Mestalla ante el Getafe. El Valencia de Corberán ha sabido llevarse estos partidos tan igualados en casa.
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14 de mayo a las 19h: desplazamiento a Mendizorroza para medirse al Alavés, otro equipo de la zona baja y que ahora mismo marca la permanencia, pero que tiene un calendario difícil.
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17 o 18 de mayo (horario por definir): duelo en casa frente al Athletic Club, que podría venir con rotaciones si juega la final de la Europa League el miércoles siguiente.
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24-25 de mayo (horario por definir): cierra en el Benito Villamarín contra un Betis que, si alcanza la final de la Conference League, también podría alinear un once alternativo.
Una resurrección inesperada del Valencia
El inicio de temporada fue una pesadilla: el equipo heredó la mala dinámica del curso anterior y el mes de diciembre fue letal. Fue entonces cuando llegó Carlos Corberán, y con él, la revolución. Desde su desembarco, el Valencia solo ha perdido tres partidos —Real Madrid, Barcelona y Atlético— y ha logrado incluso asaltar el Santiago Bernabéu.
La llegada de Sadiq ha sido determinante para la mejora ofensiva, pero el técnico de Cheste ha podido reactivar a varios jugadores que se han vuelto clave:
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Javi Guerra ha dado un paso al frente como mediocentro titular al lado de un Enzo Barrenechea que ha enamorado a la afición che.
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César Tàrrega se ha asentado en el eje de la defensa y está en un estado de forma imperial.
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Diego López ha sido clave con sus goles y desbordes en momentos clave.
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Mamardashvili que ha sostenido al equipo con actuaciones brillantes bajo palos tras un tramo en el que estaba dejando dudas.
Aprender del pasado
El Valencia se ha acostumbrado a no sumar lo suficiente en los últimos partidos de la temporada. El año pasado, solo sumó dos puntos en esa recta final, y en temporadas anteriores la situación no fue mejor. Desde la etapa de Marcelino en 2019 —última vez que acabó en Champions y levantó la Copa—, el club ha ido en caída libre. Ni Bordalás, ni Gracia, ni Celades pudieron revertir esa tendencia, solamente Baraja que sumó lo necesario para mantener la categoría en 2023.
Ahora, Corberán tiene la oportunidad de romper esa maldición. Con 39 puntos, el equipo tiene la salvación a tiro, pero también puede permitirse soñar. Si los resultados acompañan, Europa no es una utopía.
