La 39ª edición de la Mostra de València-Cinema del Mediterrani comenzó con un tono que refleja tanto el talento como la riqueza cultural de la cuenca mediterránea, además de las profundas heridas y desigualdades que siguen siendo parte de esta región. En el emblemático Palau de la Música, la gala fue una declaración de intenciones: el cine no debe verse solo como entretenimiento, sino como una herramienta poderosa de denuncia social.

Así, la Mostra este año vuelve a ocupar buena parte de su programación en estrenos que hablan de las desigualdades LGTBIQ+, el feminismo o la situación en el Mediterráneo. Especialmente en Gaza, a la que se dedica un ciclo entero de películas. Además, la francotunecina Nadia el Fani es la cineasta en la que se pone el foco este 2024.

Pero, si en algún momento se produjo una denuncia explícita, fue cuando la directora Lucía Casañ y la actriz Nuria González subieron a presentar la película inaugural de la Mostra, ‘Un bany propi.’ Ambas fueron más allá de la superficie en sus discursos. Nos recordaron que hay temas demasiado importantes como para ignorarlos, incluso en un escenario de glamour y aplausos.

Palestina: una herida abierta en el Mediterráneo

Nuria González rompió con la neutralidad cómoda de la ceremonia y dio voz al pueblo palestino. Haciendo valer su voz, la actriz aprovechó «una de las pocas ocasiones que tiene un micrófono delante» para denunciar la situación que se vie en la franja de Gaza y Palestina. González aseguró que “no podemos dejar de pensar en Gaza y defender al pueblo palestino ni un solo día”.

El público asistente durante la gala en el Palau de la Música

Junto con esta denuncia explícita, la actriz ha querido reivindicar también las «Antonias de la vida». En alusión al personaje que interpreta en ‘Un bany propi’, la actriz habló sobre la importancia de la independencia femenina, del espacio propio y de la lucha constante, especialmente con el paso de los años.

La vivienda: una crisis que golpea la vida de una generación

En otra línea igualmente importante, la directora Lucía Casañ aprovechó su tiempo en el escenario para abordar un problema que afecta cada vez más a la población en España, especialmente a los más jóvenes: el acceso a una vivienda digna. En un país donde independizarse se ha vuelto un lujo y los mercados han excluido a buena parte de la población del mercado, la denuncia de Casañ no solo es justa, sino urgente.

Lucía Casañ durante la inauguración

Para la cineasta, el derecho a la vivienda es una necesidad básica. En un símil con su película, la directora ha querido mostrar como se está privando a los jóvenes de su espacio propio. Un espacio para crecer, soñar, luchar y aprender. Una perdida de identidad que amplia a las ciudades. En palabras de Casañ se produce “la pérdida de la capacidad de imaginar futuros diferentes, por ejemplo, que no tengamos que acabar con el planeta o que las relaciones puedan ser más horizontales. Estamos perdiendo también la identidad de nuestros espacios públicos”

El cine como espejo de la realidad: ¿Se puede hablar de cultura sin compromiso?

Con estos mensajes durante la inauguración, este festival, con sus raíces en el Mediterráneo, refleja las realidades y contradicciones de la región. Las palabras de ambas mujeres no solo se escucharon en la gala inaugural, sino que también fueron un recordatorio de que el arte y la cultura no pueden desvincularse de las crisis humanitarias y sociales que nos rodean.

En esta 39ª Mostra de València-Cinema del Mediterrani, el mensaje fue claro: no podemos darnos el lujo de mirar hacia otro lado.