Investigan a un párroco de Cullera y a una cuidadora por matar a un anciano y quedarse su herencia
Parroquia San Antonio Abad de Cullera.

Fue el pasado verano cuando la localidad de Cullera decía su último adiós a uno de sus vecinos nonagenarios. José Félix Cirujeda fallecía a los 91 años de edad a consecuencia de una aparente insuficiencia respiratoria. Lo que entonces parecía una defunción natural por su avanzada edad, hoy se investiga si podría tratarse de un homicidio por parte de un párroco y una cuidadora, quienes habrían recibido la totalidad de la herencia.

Tanto el sacerdote de la parroquia San Antonio Abad de Cullera como la cuidadora, que el mismo cura habría aconsejado para el empleo, han acudido hoy al juzgado de Instrucción Número 1 de Sueca, responsable de la investigación. Aunque se les había citado para declarar, finalmente se han acogido al derecho de no hacerlo.

Los dos investigados se enfrentan a un doble delito por homicidio y extorsión del anciano. El nonagenario cambió su testamento tan sólo unas semanas antes de su fallecimiento. Fue un sobrino segundo de la víctima, quien se habría encargado de la contratación de la cuidadora por recomendación del párroco, el responsable de denunciar a ambos.

EL ANCIANO CAMBIÓ SU TESTAMENTO 18 DÍAS DESPUÉS DE LA LLEGADA DE LA CUIDADORA

Por lo que ha trascendido del caso, José Félix empezó a sufrir alucinaciones cuatro días después de la llegada de la nueva cuidadora y sólo 18 más tarde, el anciano cambiaba su testamento nombrando a la cuidadora como su heredera universal y dejando sin nada a su sobrino.

Como condición al cambio del testamento, la mujer se comprometió a cuidar al hombre sin cobrar. Sin embargo, el denunciante habría asegurado que la investigada continuó con su nómina por trabajar como interna.

Durante la firma notarial, la cuidadora habría llamado al cura para preguntarle el dinero que le correspondía a la parroquia. Además, le explicaron al notario que ella llevaba años a su cuidado y que el cambio se hacía porque la familia de José Félix pegaba al anciano. Asimismo, no mencionó que el hombre había sufrido episodios de alucinaciones en los últimos días.

LA CUIDADORA ORDENÓ LA INCINERACIÓN

Mes y medio después de la modificación del testamento, el anciano de Cullera perdía la vida. La cuidadora le habría ocultado a la funeraria que José Félix tenía familia y ordenó su incineración.

Según ha trascendido, el anciano era propietario de un piso valorado en 80.000 euros y disponía de 33.000 euros en sus cuentas bancarias. Cuando la Guardia Civil inició las investigaciones descubrió que la mitad del dinero había desaparecido quedando 14.000 euros en ellas. Además, al parecer el párroco de Cullera habría recibido un cobro de 6.000 euros.

Ahora los agentes tratan de averiguar si tanto el sacerdote como la cuidadora habían ideado un plan para estafar y extorsionar al anciano, obligarle a cambiar el testamento y finalmente acabar con su vida para cobrar la herencia cuanto antes.