El pasado mes de marzo se dieron a conocer los resultados del estudio del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías. Según el informe, Valencia es la tercera ciudad de España donde más cocaína se ha encontrado en las aguas residuales. Un puesto que alcanza a nivel europeo si hablamos de consumo en jornadas laborales.
Así, del estudio se desprende que en el Cap i Casal se consumen a diario más de 700 miligramos de cocaína por cada mil habitantes. La cifra más alta desde 2013. Si bien esta es la «droga estrella» en la capital del Turia, no es la única.
Desde Proyecto Hombre Valencia, Vicente Andrés Martínez, su director, aclara que junto con la cocaína, el alcohol y el cánnabis son las drogas más consumidas en la ciudad. Martínez indica que este aumento es constante y «se lleva arrastrando cerca de diez años».
Consumo ligado a fiestas y actividades recreativas
La adicción a la cocaína comienza, por lo general, con el consumo recreativo, en fiestas, según indica el director de Proyecto Hombre. Es, tras esta normalización cuando la dependencia se extiende a lo largo de la semana. «Un 25-30% de las personas que vienen a por tratamiento realizan el consumo en el trabajo», apunta Martínez.
Respecto de la marihuana, Vicente Andrés Martínez destaca, por un lado, la percepción de la sociedad sobre una supuesta (y falsa) inocuidad del cannabis «Aumenta el número de personas en tratamiento. La sociedad es muy permisiva con esta substancia y con el alcohol», indica.
Por otro lado, Martínez recalca el hecho de que, pese a que el consumo de cannabis baja sigue generando poco «miedo» y existe «Un mercado potencial con grandes ganancias. Cada vez es más barato y más cercano, incluso a menores de edad», advierte.
Por su parte, el alcohol es otro de los talones de Aquiles de la sociedad valenciana y de la española en general. El alcohol es una droga «legal», que la gente tiene absolutamente normalizada y ahí reside el problema para el director de Proyecto Hombre: «asociamos alcohol y fiesta», asegura.
Un nuevo perfil de consumidor
Esta realidad, hace que el perfil de consumidor cambie y no sea el que el imaginario colectivo comparte. «El perfil del consumidor no es el mismo que en los años 80, de persona marginada. La sociedad tiene una imagen mental equivocada del adicto y esa normalización en el consumo ayuda a invisibilizar esas adicciones», comenta.
Ante este problema, el Director de la ONG pide un impulso político para su prevención y hace un llamamiento a amigos y familiares. «Si hay alguien que ve en el día a día algún comportamiento sospechoso de adicción, que nos llame para que le orientemos. Ofrecemos estrategias para abordar y tratar de minimizar las consecuencias derivadas del consumo de drogas», concluye.