Jesús y Mari Luz llevan toda su vida juntos y ni el alzhéimer ha podido separarles a sus 90 y 89 años, respectivamente. Ella nació en el barrio alicantino de Benalúa aunque a día de hoy reside en Madrid en compañía de su marido. Los dos viven en una residencia desde hace año y medio y es que cuando el ingreso de Mari Luz se hizo inevitable, Jesús decidió ir con ella.
Según ha relatado a EFE en el día de San Valentín, su amor comenzó en una adoración nocturna. Cuando él la vio llegar se enamoró en la iglesia de inmediato. «Yo canturreaba allí con los curas y los frailes, ella se apuntó a la Acción Católica y allí nos enrollamos», relata Jesús entre risas.
Todo se complicó hace diez años cuando Mari Luz tuvo que ser operada de la rodilla. Aunque de la movilidad se recuperó bien, la familia comenzó a notar rarezas en ella. Al vivir en un tercer piso sin ascensor, su hija les propuso alojarles en su casa donde permanecieron cuatro años.
El problema vino cuando el alzhéimer tomó el control de Mari Luz haciendo necesaria una atención personal y constante. Jesús consiguió una plaza para ella en una residencia de Moratalaz pero la imposibilidad de vivir allí junto a su mujer le llevó a rechazar su traslado.
LA HISTORIA DE JESÚS Y MARI LUZ SE CONVIERTE EN LIBRO
Finalmente pudieron ingresar juntos en un centro en Parla. Pese a que Jesús no padecía ninguna patología, optó por entrar voluntariamente para seguir compartiendo su día a día con Mari Luz. De allí se trasladaron a otra residencia de Vallecas, donde comparten habitación y él ha escrito un libro.
«Una señora que es de Venezuela nos animó a unos cuantos de la residencia a escribir el libro», explica Jesús. En él aparecen varias historias, incluida la suya con Mari Luz, una situación que recuerda mucho al famoso ‘El diario de Noa‘ aunque reconoce divertido que su mujer dice que el relato lo escribió su hijo.
Jesús confiesa que cada día quiere más a su esposa. «Hay veces que le pregunto ‘¿si hubiese sido al revés tú qué habrías hecho conmigo?’ y dice ‘más que tú’. Salta así, de buenas a primeras», relata con aire animado.
Pese a su reflejo optimista, Jesús confiesa que la vida en la residencia es dura. «Es muy duro esto. Estar aquí con ella es muy duro. No es lo mismo la familia cuando viene de visita pero yo soy el que me quedo aquí», señala. Pese a las dificultades, Jesús tiene claro cuál es su lugar. Por ello, su idea es seguir al lado de su esposa cueste lo que cueste.