La Dirección General de Tráfico utiliza tácticas para multar al que frena al pasar por un radar. Hay muchos conductores que tienen aplicaciones móvil que les informan dónde están los controladores de velocidad. Para controlar esta picaresca están instalando radares en tramo y en cascada.
Las carreteras españolas tienen más de 1.000 radares móviles y casi 800 radares fijos. Durante los próximos meses quieren incrementar con centenares de estos artilugios para multar por exceso de velocidad.
El radar de tramo controla la velocidad media de un vehículo entre dos puntos. Cuentan con una cámara por carril que no se percibe por el ojo humano. La cámara graba la matrícula y la hora a la que pasa cada vehículo. A los 3 o 5 km hay una segunda cámara que capta la matricula. Esta calcula la velocidad media del vehículo midiendo las distancias entre estos dos tramos.
Por otra parte, los radares en cascada se colocan a continuación del primer radar fijo en un tramo determinado y a una distancia de algo menos de 1 kilómetro. Al desconocer el conductor dónde se sitúan, tendrá que mantener la velocidad correcta en todo momento si no quiere ser multado.