La fama del Mercado Central de Valencia no es injustificada. Es el mayor centro europeo de venta de productos frescos de alimentación. Además, la mercancía que se puede encontrar en él es de la mejor calidad. Asimismo, su arquitectura interior, iluminada por la enorme cúpula y las vidrieras, se ha convertido ya en una estampa característica para los valencianos.
El Mercado Central se inauguró en 1928 y desde entonces ha sido un centro neurálgico de la actividad económica y comercial valenciana. Aunque también ha sido importante a nivel social y cultural. «En los mercados no solo se compra y se vende. Se degusta, se habla de todo y se vive también nuestra historia y nuestra identidad», aseguran desde el mercado.
Quizás lo más famoso del Mercado Central sean los puestos especializados que se encuentran en su interior. Estos ofrecen frutas, verduras, frutos secos, especias, carnes, pescados, mariscos…
El tomate valenciano es uno de sus productos estrella. Esto deja ver que los alimentos de proximidad cobran gran importancia en este enclave. Asimismo, el Mercado ofrece un servicio a domicilio eficiente, algo que ha resultado una ventaja para muchos en los últimos años de pandemia.
Variedad, calidad y cercanía en el Mercado Central
Pero dejando de lado los puestos más populares, el Mercado Central alberga también puestos más desconocidos. Cristina Oliete, gerente del espacio, asegura que el Mercado Central no es solo «venta de alimentación de producto fresco», también existen otro tipo de establecimientos que «complementan su servicio».
Así, el visitante puede encontrar productos como utensilios de cocina típicos de Valencia, souvenirs, joyería y bisutería, reparación de calzado y complementos. Estos puestos se encuentran tanto dentro como en el exterior del Mercado. Además, también hay puestos de comida para llevar o de chocolates artesanos.