Maquilladora, babysitter, blogguera, influencer y coach. Ana Albiol es una de esas chicas a las que no se le caen los anillos por trabajar. La valenciana dejó su ciudad natal y su trabajo fijo a los 19 años con dos objetivos: aprender a estar sola y conocerse a sí misma. «Me di cuenta que no me caía bien a mí misma», confiesa al otro lado del teléfono.
Catorce años más tarde, con sus metas más que cumplidas (convertida en una conocida coach y speaker de emprendimiento), Ana Albiol reniega de que las amigas de su madre sigan mostrando más interés por saber si a sus 33 años ya tiene pareja que por su libro recién publicado: ‘V.I.D.A. de un culo inquieto‘. Es precisamente en él, donde la joven ha plasmado toda su trayectoria personal: desde su estancia como ou pair en una aldea de Suecia hasta sus últimos tres años viviendo en Bali.
1. Maquillaje, influencer y ahora coach y escritora, ¿cómo ha sido este camino personal y profesional?
Yo me he dedicado al maquillaje durante quince años, pero en mi vida apareció el mundo del desarrollo personal. Hace unos cinco años empecé a hacer seminarios y vi lo que era capaz de provocar en mi vida. Realmente la comunicación es lo que me mueve. Estaba viviendo cambios tan importantes que empecé a estudiar esta parte nueva para aplicármelo a mí. Descubrí que el maquillaje había cumplido su ciclo y se lo agradezco infinitamente. Era hora de cambiar a esa parte de la comunicación que siempre había querido. Probé, solté, salté y confíe y al final se ha materializado en un libro que siempre había tenido muchas ganas de sacar.
2. Hace una semana publicabas tu primera obra, ¿qué cuenta ‘V.I.D.A. de un culo inquieto’?
Es realmente mi prospecto personal. Cuenta desde los 17 años, cuando quise estudiar comunicación, y hasta este momento actual en el que he soltado las brochas. Es una historia de un ser humano normal y corriente que no se conforma. Entonces va saltando, soltando y confiando hasta encontrar el camino de la libertad. Es un proceso de quince años de vida.
3. El libro plantea la cuestión de si estamos preparados para estar solos, ¿lo estamos?
No lo estamos. La primera vez que empecé a estar sola a los 23 años me di cuenta que no me caía bien a mí misma. Descubrí lo importante que era eso y en el colegio no se estudia. Mis padres tampoco lo sabían y me parece fundamental para poder entendernos, para poder dirigir nuestra vida desde lo que realmente queremos y no desde lo que nos cuentan fuera.
4. Respecto a esa soledad, hablas sobre la soltería en la treintena y los prejuicios que hay sobre ello.
Yo tengo 33 años y estoy soltera. Cuando me dedicaba a maquillar a las madres de las novias me decían: «Ay cariño, ¿cómo puede ser que estés sola con lo mona que eres?». No estoy sola, pensaba. Estoy soltera, que no es lo mismo. Hay mucha presión social, a mi madre siempre le preguntan cuándo me caso y si tengo novio. Ella contesta que estoy por el mundo y que he sacado un libro pero a la gente eso le da igual e insisten en si tengo pareja o no. Se dice que a la mujer a partir de los treinta se la pasa el arroz, me parece una pena.
5. Tú emprendiste un viaje personal que te llevó a alejarte de tu hogar durante un tiempo, ¿cómo recuerdas la experiencia?
Es súper ilusionante pero también tenía mucho miedo. La ilusión va cargada de miedo muchas veces. Yo me iba a cuidar a los niños de unas amigas, que no conocía, en una aldea perdida de Suecia a 4.000 kilómetros de mi casa. A los tres meses empecé a sentir ya la distancia con la familia y el estar sola, por eso me mudé a Londres.
El haber estado alejada de la familia tiene unas cosas buenas y malas. Te abre al mundo y te abre a una forma de pensar diferente. Cuando piensas diferente empiezas a ver posibilidades diferentes. Las posibilidades para mí son esperanzas y las esperanzas son vidas.
6. ¿Por qué los viajes personales se asocian en ocasiones a fracasos profesionales o sentimentales? ¿Sucedió esto en tu entorno?
Sí, normalmente se huye de algo. Yo he viajado a veces por huir. En mi primer viaje a Suecia estaba huyendo de los problemas con mi familia y conmigo misma. Esta última vez que me he ido a Bali no ha sido una huida, ha sido para descubrir nuevas formas de vivir y para escucharme. Cuando algo no sale como uno espera, la gente se decanta por viajar y no me parece mal. Es totalmente lícito salir y ponerte en un entorno diferente. Cuando sales de tu entorno tu comportamiento cambia y toda tu personalidad se mueve. Me parece una buena forma de empezar un cambio de vida, es inteligente.
7. ¿Qué se aprende a raíz de vivir fuera de casa?
Que el mundo es muy grande e intentamos a hacerlo muy pequeño. Hay muchas formas de vivir, muchas formas de pensar y muchas formas de ganar dinero y de amar. Cuando hay tantas formas empiezas a ver posibilidades, entonces si la forma que te han contado no te sirve empiezas a ver que tú también puedes encontrar las tuya. Cuando hay otras formas de hacer las cosas hay posibilidades que se traducen en esperanza.
8. Algunas personas no se atreven a dar el paso por cuestiones económicas, ¿crees que hubieras podido vivir la misma experiencia si no contarás con tantos seguidores en Instagram?
Suecia y Londres lo hice cambiando pañales. Dejé mi trabajo fijo y me fui con una mano delante y otra detrás. Tuve que trabajar por la mañana cuidando de los niños y por la tarde me iba a casa de los abuelos de los niños a limpiarla. Por las noches cuidaba niños haciendo babysitting porque no tenía dinero. Hay un coste de oportunidad y un precio a pagar. Muchas veces podemos hacer más de lo que creemos y sobre todo podemos hacer más de lo que queremos. Esa es la gran diferencia.
El dinero por supuesto que ayuda. Yo he tenido dos experiencias de irme de casa. Una con dinero, que ha sido ahora en Bali vendiendo mis muebles y mi coche para utilizarlo en vivir allí y poder permitirme tiempo para pensar. La otra fue sin dinero y he sobrevivido en ambas. Creo de verdad que es más el querer que el poder, siempre hay que estar dispuesto a pagar el precio.
9. Con el libro ya en el mercado y las brochas colgadas, ¿qué planes de futuro tiene Ana Albiol?
No tengo planes de futuro, no sé ni donde voy a vivir en octubre. Esta mañana lo estaba pensando y me encantaría decirte mis planes pero no los tengo. Te puedo decir que va a salir el audiolibro en septiembre pero no tengo planes más allá de octubre o noviembre.
Estoy dejando que la vida me proponga, no sé si vuelvo a Bali. Ayer pensaba que sí que quería pero luego me llamaron para un evento en Buenos Aires. Puedes tener muchos planes pero si estás abierto a lo que te proponga la vida estate seguro que van a cambiar. Yo estoy abierta a las propuestas que no vengan de mí, suelen ser mucho más enriquecedoras que lo que yo preparo para mí misma. Me cuesta porque me encanta tener el control pero me estoy resistiendo a mí misma.