La idea del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de tomar líquido desinfectante contra el coronavirus ha tenido consecuencias. Más de 100 personas han sido ingresadas por ingerir detergente o lejía.
La ocurrencia de Trump ha generado una fuerte polémica y rechazo entre la comunidad médica en EE.UU. El presidente afirmó que el desinfectante acababa con el coronavirus en un minuto. Por tanto, sugirió inyectarlo dentro del cuerpo.
Las autoridades sanitarias de Nueva York han mostrado su rechazo a las sugerencias del presidente de EEUU. «Bajo ninguna circunstancia los desinfectantes o productos de limpieza deben ser usados para tratar o prevenir el COVID-19», advirtió en un tuit el Departamento de Salud del estado de Nueva York.
Las declaraciones del mandatario han provocado una reacción en cadena de los responsables del cuidado médico de millones de estadounidenses, de médicos e incluso del fabricante de uno de los principales desinfectantes usados en millones de hogares, sobre todo, durante el azote de la pandemia.