José Miguel G. Cortés, nacido en Valencia, es profesor, historiador del arte, comisario, crítico de arte y desde 2014 director del IVAM. En sus palabras se nota ese amor incondicional por el arte, pero sobre todo, un reto, que la gente se acerque al museo a dejarse sorprender, a conocer y a disfrutar.
El IVAM ha cumplido ya los 30 años. ¿Cómo diría que ha evolucionado?
30 años ya es una cantidad de años considerable. Ha tenido momentos mejores y peores. Lo importante de celebrar 30 años no es solo mirar al pasado, sino mirar al futuro. Lo importante es mirar al futuro y ver de qué manera queremos construir un IVAM , como mínimo, para los 30 años siguientes.
El IVAM es hoy en día un museo consolidado y posiblemente sea el segundo museo público de este país de arte moderno y contemporáneo. Podemos estar contentos de que el IVAM es un museo sólido, consolidado, y que lo tiene que hacer es plantearse el futuro para las próximas décadas. Un futuro que traerá nuevos cambios, nuevas posibilidades, nuevos públicos, nuevas maneras de ver y entender el arte.
¿Diría que el Museo vive su época dorada?
Siempre tenemos que ir a mejor, si no, seríamos bastante conformistas. Nuestro interés, nuestro ímpetu está por ir mejorando. La sociedad está en constante transformación. La sociedad, día a día, tiene cambios fundamentales que no nos da tiempo a entenderlos. Todo cambia a gran velocidad en la era digital. El museo tiene que estar vivo, atento a estas modificaciones para acompañar, para dar respuesta a las necesidades que los nuevos públicos están demandando. Un chico o una chica de 18, 26 años no tiene nada que ver con un chico, chica de esas edades hace 10.
En otras ocasiones, ha mencionado que están construyendo la identidad propia del IVAM. ¿Cómo la definiría?
Tenemos que buscar una identidad, unos elementos que hablen en concreto del IVAM como un museo específico, que preste atención a una serie de aspectos que son fundamentales. Por ejemplo, el cómic, el tema del Mediterráneo. Hablar de lo que somos. Somos un museo preocupado por la situación social y cultural de nuestra época, por lo tanto, debemos ser un museo abanderado en la representación de las mujeres. Ya se ha acabado esto de que las mujeres sean una minoría, un 10%, un 12% de la colección de un museo, de las exposiciones temporales. Eso se tiene que acabar y el IVAM tiene que ser abanderado de esto.
De todas las exposiciones que han pasado durante su dirección ¿Cuál destacaría a nivel personal y volvería a recuperar?
Hay exposiciones pequeñas que son muy importantes. Yo estoy muy contento con la de Fernad Leger y la del Equipo Crónica, vinculábamos lo local a lo global. También la exposición de Paco Roca, la de Joan Miró, que nunca había expuesto en el IVAM. Estoy muy contento del tipo de actividades que hacemos. No solo hacemos exposiciones, sino talleres, conferencias, cursos, programas para entender el arte… El Museo, y creo que lo estamos consiguiendo, debe ser un museo muy polifacético que atienda a muchos elementos y que de armas e instrumentos para que la gente aprenda a amar el arte. Por lo menos que la gente diga, he ido al IVAM y he salido un poco diferente, tengo ganas de volver.
Como amante del arte, ¿Qué muestra actual del museo recomendaría?
Siempre la Colección del IVAM. La colección es magnífica y muchas veces amamos más o valoramos más lo que está fuera que lo de dentro. Siempre nos gusta más la casa de enfrente que nuestra casa. La gente tendría que venir y ver, conocer la colección del IVAM. Ahora tenemos una colección magnífica de casi 2000 m2, que se llama “Tiempos Convulsos»… Eso es la colección del Museo. Aquí se va a ver una parte pequeña, porque el IVAM tiene más de 11.000 piezas. Es nuestro patrimonio cultural más importante. Deberíamos amarlo, difundirlo, quererlo, defenderlo, y esto muchas veces no sabemos hacerlo.
También os recomiendo la exposición de Jean Dubuffet, una exposición espléndida para todos los públicos. El espectador va a encontrar elementos que le van a interesar, sorprender, que les va a maravillar.
¿Habrá ampliación del IVAM?
Eso, sinceramente, creo que se lo tenéis que preguntar al Conseller de Cultura. Yo puedo luchar, plantear, y le puedo explicar al conseller, pero es él quien decide, como no puede ser de otro modo. Tenemos una colección magnífica y las obras de arte no tienen que estar en los almacenes. Tienen que estar para que la gente las conozca, disfrute de ellas, hable de ellas, les gusten o no les gusten. Queremos un museo vivo y para eso tenemos que enseñarlo, tenemos que tener posibilidad de que la gente lo conozca, que la gente se enorgullezca de lo que tenemos, porque es de todos y de todas.
