El Ayuntamiento de Cullera quiere acabar con las colillas y con el humo de los cigarrillos en sus 15 kilómetros de playa. Esta iniciativa ya se ha puesto en marcha con éxito en la cala del Retor de Orpesa, en Castellón. El objetivo es evitar el impacto ambientas que dejan las colillas en la arena.
A esta iniciativa se suman otros municipios, por ejemplo, el grupo municipal del PP en el Ayuntamiento de Valencia presentará una moción para poner en marcha las playas sin humos ante la Comisión de Ecología Urbana y Emergencia Climática.
Las colillas destruyen el ecosistema marino. Calculan que se tiran 5 billones cada año en todo el mundo. A continuación vamos a aportar datos de una investigación de la Universidad de Ciencias Médicas de Bushehr, en Irán, que ha sido publicada en la revista “Tobacco Control”. En el filtro de los cigarros se concentra una gran parte de los componentes nocivos del tabaco, estos se liberan al entrar en contacto con el agua. Los científicos alertan sobre el alto riesgo del veneno de las colillas y que acabe contaminando el pescado que nos comemos. La solución está en prohibir fumar en las playas e incrementar las sanciones. Colocar ceniceros en espacios públicos, fomentar el uso de ceniceros portátiles e incrementar las sanciones.
Aunque el filtro de los cigarrillos tenga una apariencia inocente, es una bomba química. Ahora nos ponemos a analizar un residuo pequeño que tarda en descomponerse entre cinco y diez años. El filtro está compuesto por acetato de celulosa, retiene en su interior un cóctel de sustancias. En los restos de cigarrillos encontramos compuestos de productos de limpieza del hogar como amoniaco, acetona, amoniaco o naftalina. También están presentes metales como arsénico, metanol, polonio, disolventes industriales, incluso, elementos radiactivos. Esto supone un grave problema para el medioambiente de las playas.
La mayoría de las colillas están expuestas a la luz solar y entran en contacto con el agua, con ecosistema marino. El Informe Libera “Colillas en espacios naturales” revela que sustancias como nicotina, arsénico o plomo pueden modificar la cadena alimentaria de los peces. Desde la asociación BirdLife resaltan que las “colillas contienen sustancias como cadmio, arsénico, alquitrán o tolueno que, al entrar en contacto con el agua, poseen efectos devastadores en la naturaleza y envenenan a moluscos, peces, reptiles y aves”.