El barrio de Jesús de Valencia esconde un pequeño gran tesoro y uno de los secretos mejor guardados de la capital del Turia. Concretamente, en la calle Jesús 75. Se trata de la Finca Roja de Valencia, un edificio residencial protegido por la Generalitat Valenciana que cuenta con un valor arquitectónico y una gran historia digna de conocer.

Su construcción en ladrillo, que impera en su totalidad, le da ese característico nombre y este año cumple sus nueve décadas de vida. Su existencia está influenciada por el concepto de manzana del Ensanche de Barcelona y tomó como referente arquitectónico a la Escuela de Ámsterdam. Por este motivo, la fachada cuenta con detalles modernistas que pocos edificios tienen en Valencia.

La construcción de la Finca Roja de Valencia comenzó en 1929 y finalizó en 1933 costando 19.000 pesetas. Su origen fue el de servir como viviendas sociales pues se proyectó como casas para obreros, trabajadores de la Administración y viviendas de alquiler asequible.

Además, el edificio de tintes modernistas se concibió como célula autosuficiente en la que las plantas bajas interiores cumplirían la función de albergar diversos servicios para los propietarios de las viviendas, siguiendo el modelo iniciado en diversas ciudades centroeuropeas.

El arquitecto de la obra fue Enrique Viedma Vidal, quien acabó construyendo 378 viviendas de 100 metros cuadrados distribuidas en 6 plantas. El edificio en su conjunto cuenta con 14 patios y da a varias manzanas: calle Maluquer, calle Marvà, calle Jesús y calle Albacete.

LA FINCA ROJA, BIEN DE RELEVANCIA LOCAL

La distribución de las 370 viviendas se articula en torno a núcleos de escalera que permiten el acceso a cuatro unidades por planta, de las cuales dos tienen su fachada al interior del patio. Además, cada una de las viviendas que componen el edificio guardan la misma simetría y estructura. En el interior, existe un pequeño con jardín al que se accede por mediación de pasajes y patios. El exterior destaca por los torreones en las esquinas, que inicialmente fueron pensados como depósitos de agua.

La Finca Roja de Valencia, a lo largo de su historia, guarda  muchas anécdotas. Tantas, que en el año 2008, con motivo del 75 aniversario del edificio, la comunidad de vecinos editó un libro con anécdotas históricas de los residentes.

Otras curiosidades de la finca indican que esta no se pudo habitar hasta 1935. Además, fue uno de los primeros edificios en instalar persianas americanas. En época de la Guerra Civil y Posguerra, se le cambió el nombre por ‘Finca España’ para evitar connotaciones políticas. Desde entonces ya han transcurrido 90 años de un edificio tan histórico como llamativo y que hoy está considerado como Bien de Relevancia Local.