Si por algo se recordará el 23 de febrero de 1981 es por el intento de golpe de Estado de Tejero en el Congreso de los Diputados. En esa fecha clave de la historia de España, Valencia jugó un papel destacado.
El temor se hacía notar por las calles de la ciudad. Aquella tarde, el general Milans del Bosch, declaró el estado de excepción en Valencia. A su vez, mandó desplegar los carros de combate. Las calles de Valencia estaban ocupadas por tanques, y no se observaba un despliegue militar de tales características desde la Guerra Civil.
Los tanques causaron el verdadero temor a los valencianos
Los carros de combate, circularon por la avenida del Puerto y la Alameda y se apostaron en el puente de los Viveros, entre la plaza del Temple, sede del Gobierno Civil, y la plaza de Tetúan, que alberga a la Capitanía General. En el puente de Ademuz, instalaron nidos de ametralladoras a ambas orillas del cauce del río Turia.
«Impresionaban los carros de combate que sin resistencia alguna se adueñaron de la ciudad desértica, con mucha menos luz que en la actualidad, y con las gentes refugiadas en sus hogares», escribe el periodista Vicente Furió en el libro colectivo «23F, 25 anys després», editado por la Unió de Periodistess Valencians.
Los militares instalaron un tanque de M-48 junto a la puerta principal del consistorio. Mientras que en la sede de Correos, además de instalar otro tanque, también apostaron por una batería antiaérea.
Cómo recuerdan los valencianos el 23-F
Control en los medios de comunicación
Las unidades militares decidieron controlar las sedes de diarios, TVE, y todas las emisoras de radio, para obligar a publicar o a leer el bando. Además, fueron obligados a emitir únicamente música clásica o marchas militares. Pese a este control absoluto, EFE se convirtió en un transmisor esencial de lo que ocurría en las calles de Valencia. La autoridad militar asignó a un hombre armado en la redacción, pero no controlaron las emisiones. Fue entonces cuando se pudo informar de lo que estaba ocurriendo.
Dos técnicos de TVE también fueron esenciales para informar al resto de España. Dos hombres lograron escaparse del control militar y grabar imágenes de los tanques por la ciudad de Valencia. Al día siguiente, fueron difundidas por todo el mundo.
40 años después, siguen quedan muchas incógnitas de lo que pasó en Valencia. Fue la única ciudad en la que se vio ese despliegue militar tan excesivo. De hecho, tras el intento de golpe de Estado, la Unió Periodistas de Valencia elaboró un informe en el que se pedía una investigación total.