La reciente aparición del pez sapo plateado (Lagocephalus sceleratus) en las costas del norte del mar Adriático ha alertado a la comunidad científica. Esta especie invasora, originaria del océano Índico y el Pacífico occidental, ha sido responsable de varios daños ecológicos y económicos en el Mediterráneo.
Su capacidad de adaptación, combinada con el calentamiento global y el aumento de las temperaturas marinas, ha favorecido su expansión a través del Canal de Suez, un corredor que facilita la entrada de especies foráneas en aguas europeas.
Fuentes comunitarias apuntan que «la expansión incontrolada del pez sapo está generando consecuencias devastadoras. Dado que su comercialización es escasa o nula, las soluciones deben surgir fuera del circuito comercial convencional».
El pez sapo plateado llega al Adriático
El último descubrimiento, ocurrido en la costa croata, representa la localización más al norte de su presencia en la zona. La revista Acta Ichthyologica et Piscatoria ha registrado este hallazgo, destacando la notable rapidez con la que la especie se expande hacia nuevos territorios.
El pez, que puede medir entre 40 y 70 centímetros y pesar hasta dos kilogramos, es conocido por su poderosa mordedura, que puede causar amputaciones, además de su toxicidad extrema. Su mandíbula, comparable a un pico de loro, es capaz de ejercer una presión tan fuerte que pone en riesgo la integridad de quienes entran en contacto con él.
Amenaza de la biodiversidad y economía marina en Europa
Además de su peligro para los humanos, el pez sapo plateado es una grave amenaza para la biodiversidad local. Su rápida proliferación ha causado un declive en las especies autóctonas y afecta seriamente las redes de pesca en lugares como Chipre, donde se ha registrado una pérdida acelerada de peces y moluscos locales. La Unión Europea ya lo ha incluido en la lista de especies exóticas más dañinas para los ecosistemas marinos del Mediterráneo.
El pez sapo plateado tiene un impacto tanto biológico como económico. Esta especie afecta a la pesca y el turismo costero. Los expertos destacan la necesidad de estrategias de control y monitoreo para frenar su expansión y proteger la biodiversidad marina y la seguridad pública. Su capacidad para colonizar rápidamente nuevos territorios representa un reto para la conservación de los ecosistemas marinos en el sur de Europa, por lo que su control es crucial para salvaguardar la salud de las aguas europeas.