La exposición ‘El Oro de Klimt’ en el Ateneo Mercantil de Valencia sigue conquistando a los amantes del arte. La muestra, abierta hasta el 14 de agosto, cuenta con un innovador montaje que ofrece una experiencia multisensorial inédita hasta ahora.

Dejarse absorber por el arte, mecerse en el beso, transportarse a la sensualidad y la elegancia de Klimt, pasearse por dentro de sus cuadros y empapar los sentidos, así se siente la exposición más inmersiva creada en España.

Nomad Art, responsable de traer a España la exitosa exposición Van Gogh Alive, ha vuelto a hacerlo. Combinando imagen, sonido, luz y aroma ha creado una exposición de inmersión total que da vida a uno de los besos más famosos de la historia del arte.

La propuesta convierte la obra de Klimt en un espectáculo multimedia que se extiende a todas las superficies de la sala. Es un universo de colores que se complementa con un delicioso contexto musical. A esto le acompaña una cuidada selección de aromas creados en exclusiva para la muestra. En definitiva, un conjunto de evocadoras sensaciones que propician el vínculo con la obra del artista.

Entradas a la venta

‘El Oro de Klimt’ es fruto de un minucioso estudio de la obra del pintor austriaco. Este ha dado como resultado una combinación de miles de imágenes en movimiento, a gran escala y proyectadas en lienzos gigantes de cinco metros. A este tamaño, el visitante puede explorar sus célebres retratos, paisajes y sus espectaculares frisos cubiertos de oro.

Las entradas se pueden adquirir a través de la web. La exposición cuenta con todas las medidas sanitarias y aforo reducido.

Más sobre Klimt

Gustav Klimt nació el 14 de julio de 1862 en Baumgartem (Austria) en el seno de una familia humilde. Está considerado por la historia del arte como el mayor exponente del modernismo y simbolismo que se desarrolla en Viena.

Su pintura es extremadamente ornamental gracias a la educación artística recibida y a la influencia de su padre. En ella abunda el oro propio del arte bizantino, las corrientes del Oriente antiguo y nuevo; los ornamentos geométricos; o el erotismo y la sensualidad del prerrafaelismo italiano e inglés.

Las obras de Klimt suponen una auténtica delicia para los ojos: seducen, inquietan y paralizan, despertando en el público todo tipo de emociones escondidas. Se trata de un arte en constante choque entre el dinamismo de los mundos interiores y los acontecimientos exteriores acaecidos durante su elaboración.