Foto: valenciacf.com / Lázaro de la Peña

El Valencia CF hizo los deberes a la perfección y derrotó al Alavés en Mestalla por 3-1 en un encuentro en el que necesitaba ganar sí o sí y esperar el tropiezo del Getafe, que cayó derrotado en el Camp Nou ante el FC Barcelona, para depender de sí mismo en la última jornada en el Nuevo Zorrilla frente al Valladolid para estar en la próxima edición de la Champions League 2019-20. Y todo eso sucedió. Se dieron las dos carambolas necesarias para que el conjunto de Marcelino afronte la visita del próximo sábado a Pucela con el único objetivo de asegurar esa plaza continental y poder acabar de la mejor manera posible una complicada campaña llena de obstáculos, pero con final muy feliz.

Era el último partido ante la afición de una temporada muy, muy larga, llena de alegrías y alguna que otra tristeza. Jaume Doménech fue la gran novedad del once. El portero de la cada vez más cercana e ilusionante final de Copa del Rey regresó a la portería blanquinegra tras su último encuentro también en Mestalla frente al Getafe el pasado 17 de marzo. Y muy pronto los locales salieron a por los tres puntos y Santi Mina, de cabeza, probó a Pacheco que detuvo bajo. Y poco después Guedes lo intentó con un disparo que se fue a córner.

Sin embargo, en el primer saque de esquina visitante, tras un gran despeje de Jaume a remate de Rolan, Ximo Navarro se adelantó a la defensa y marcó de cabeza el 0-1. Tras el inesperado mazazo era obligado sacar fuerzas desde el corazón y buscar la remontada. Y puso la primera piedra en un balón largo de Gabriel Paulista que Duarte quiso ceder con la testa a su meta y Carlos Soler se coló en esa fiesta para hacer el 1-1 con gran habilidad. Primer gol en LaLiga del canterano blanquinegro y en el mejor momento posible.

El Valencia CF cogió aire, respiró fuerte y cuatro minutos después Santi Mina ponía por delante a su equipo de un testarazo ‘made in Vigo’. El gallego se adelantó como un titán y giró el cuello para alejar el balón de las manos de Pacheco y sumar su séptima diana del campeonato de la regularidad. En un abrir y cerrar de ojos los de Mestalla habían sido capaces de lanzar dos fogonazos letales al marco alavesista.

El final de la primera mitad fue una muestra de apoyo total entre afición y grada. Mestalla quería la victoria y volver a escuchar el himno de la Champions a partir de septiembre. Rodrigo tuvo el tercero, pero no empalmó bien el esférico. Ya era otro partido y otro Valencia CF que acabó con muy buenas sensaciones el primer asalto y, además, sabiendo que el FC Barcelona estaba ganando a su máximo rival.

Tras el descanso la premisa era la misma. Ganar, ganar y ganar. La clave era tener la cabeza fría y el corazón a plenas pulsaciones. Después de unos compases de escasas ocasiones Marcelino metió a Gameiro, bigoleador en la Europa League. Se necesitaba otro gol para tranquilizar tantas emociones en Mestalla. Y el francés llegó y marcó. Centro de Gayà y remate de cabeza picado del galo para hacer el 3-1 y poner la puntilla al encuentro.

Ya estaba el examen aprobado y con nota muy alta. Ahora solo tocaba dejar que pasaran los minutos y esperar que el FC Barcelona rematara su triunfo ante el Getafe. Y eso es lo que sucedió. El Valencia CF fue capaz de que no sucediera nada peligroso en su área y de buscar el cuarto de la tarde. Carlos Soler, en el minuto 86, lo rozó, pero su disparo salió por poco. Al final, fiesta máxima en Mestalla por el triunfo de su equipo, por meterse cuarto en la clasificación de LaLiga y por depender de sí mismo en la última jornada para jugar de nuevo la Champions. Gracias jugadores, gracias cuerpo técnico y gracias afición por esta felicidad impresionante y por alcanzar juntos los grandes objetivos.