El gobierno de Mislata ha presentado la liquidación del presupuesto de 2017, que se ha cerrado con un remanente positivo de tesorería de 3.079.215,78€. Por séptimo  año consecutivo, las cuentas del Ayuntamiento cierran con superávit, una circunstancia que, en palabras de la portavoz y concejala de Hacienda, Mª Luisa Martínez Mora, «demuestra una vez más la eficacia de la gestión económica y consolida la estabilidad de las arcas municipales».

Mislata es un ejemplo de municipio que ha conseguido sanear sus cuentas en estos últimos años. La gestión económica y financiera ha permitido, no sólo reducir la deuda a menos de la mitad -de los 40 que había en 2011 a los 18 de este ejercicio-, sino también encadenar siete ejercicios consecutivos de remanentes positivos de tesorería. En 2011, la caja cerró con un remanente positivo de 897.357€; en 2012, el remanente fue de 950.864€; en 2013 alcanzó su máximo histórico con 4.332.307€ y en 2014 y 2015 siguió la tendencia positiva, con 1.658.041€ y 445.678€ respectivamente. En 2016 el remanente también fue muy alto, 3.742.153,80€, así como el del último año, que supera de nuevo los tres millones de euros.

De momento, estos superávit sólo pueden destinarse a pagar a los bancos porque así lo obliga la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local. Para este 2018, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, decidió por fin atender las reivindicaciones de los alcaldes y se comprometió con el presidente de la FEMP, Abel Caballero, a aprobar en marzo un decreto para permitir que aquellos ayuntamientos que han hecho los deberes puedan ejercer su autonomía municipal.

A pesar del compromiso, el ministro sigue sin cumplir su palabra, por lo que el alcalde, Carlos Fernández Bielsa, reclama al Gobierno de Rajoy que «cumpla de manera urgente con lo que ha prometido y nos permita de una vez destinar el superávit a políticas sociales, a crear empleo y a aquellas cuestiones que dentro de la autonomía local creamos conveniente para mejorar nuestra ciudad». Bielsa considera injusto que durante años hayan sido los bancos quienes se han beneficiado de la buena gestión económica de los ayuntamientos, una situación que ha generado un profundo malestar en los municipios y que se ha vuelto insostenible: «Exigimos que los frutos de nuestra gestión sirvan para ayudar al progreso de nuestra ciudad y mejorar los servicios sociales y las atenciones básicas”, concluye Bielsa.