Catalá
María José Catalá en la entrada de 7 Televalencia.

Doctora en Derecho, María José Catalá inició su andadura política con tan sólo 26 años consiguiendo la alcaldía del PP con mayoría absoluta en Torrent donde los socialistas gobernaban desde 1979. Fue años después a finales de 2011 cuando dio el salto a la política autonómica. Ocupó una cartera con peso, la Conselleria de Educación, que asumió tras abandonar la alcaldía, y solo tres años después se convirtió además en portavoz del Consell.

Tras las elecciones autonómicas de 2015, el PP pasó a la oposición en Les Corts donde ejerció como portavoz adjunta del partido hasta liderar la oposición del Ayuntamiento de Valencia como portavoz del Grupo Municipal Popular donde se encuentra actualmente.

Tras celebrar el 9 d’Octubre, ¿Qué ha supuesto ser portadora de la Real Senyera?

Ha supuesto un honor grandísimo, era mucha responsabilidad porque es el elemento más importante de identidad del pueblo valenciano. Era el día grande de la Comunitat Valenciana y lo que conmemorábamos es el día de la entrada de Jaume I y el momento en el que se constituyó un nuevo reino con sus propias leyes, es decir, es el origen de nuestro autogobierno. Además, hay una responsabilidad moral como valenciana y es que llevar la Real Senyera significa dar pasos a la conservación de nuestras señas de identidad, de nuestra lengua, de nuestra cultura y defender todo lo que tiene la tierra de Valencia.

Como valenciana, ¿Qué grandes proyectos o eventos le gustaría traer a la ciudad?

Intentaría tener un debate muy reflexivo y muy serio sobre el modelo de ciudad de Valencia como por ejemplo conseguir que Valencia fuera la Ciudad Europea de la Cultura. Tenemos una ciudad con primer nivel en música, primer nivel en diseño y muchísimo talento.

Trataría de recuperar todo el potencial que tiene esta ciudad: lo que fue el cauce del río, que el Palau de les Arts recobrara el esplendor como uno de los centros operísticos más importantes a nivel internacional, que el Palau de la Música fuera ese elemento de la ciudad donde todos músicos valencianos y los grandes internacionales estuvieran allí, y poner en valor el Museo San Pio V.

Además, me gustaría que fuéramos una de las ciudades más verdes de Europa, es decir, intentar hacer proyectos de ajardinamiento y de parques e intentar que fuera una ciudad muy volcada con la infancia porque veo pocos parques y me gustaría que fuera una ciudad muy amable con la infancia. No son grandes proyectos como los que conocemos, es intentar poner en valor lo que tiene esta ciudad.

Si tuviese que vender Valencia a alguien de fuera que está pensando en mudarse a la ciudad, ¿Qué le diría?

Yo le diría que Valencia es la mejor ciudad para vivir, por supuesto de España y yo creo que de Europa por varios motivos. Primero por el clima, estamos pegados al mar y al mismo tiempo tenemos unas zonas de interior preciosas. Estamos conectados a una hora cuarenta con la capital de España y además tenemos el primer puerto de España, el primer puerto de Europa y el cuarto del Mediterráneo.

Diría que aquí hay muchísimo talento, muchísimo movimiento de gente joven creando y que es una ciudad muy bonita para vivir además con una gastronomía maravillosa. Es la ciudad que Sorolla eligió para pintar sus cuadros con una luz inigualable. Si buscan la ciudad de Sorolla, tienen que venir a Valencia.

La crispación social respecto a la política que hay a día de hoy es innegable, ¿A usted le ha decepcionado?

No me siento decepcionada con la política porque yo soy parte de la política pero me siento decepcionada con algunos políticos que de alguna manera deterioran la imagen y el trabajo que hacemos todos. Me siento decepcionada con los políticos que juegan con la demoscopia para tomar decisiones que van más allá de los intereses de nuestro país como por ejemplo, Pedro Sánchez.

Me siento muy decepcionada con políticos que simplemente hacen política por su ideología y por los suyos y no intentando cuidar de todos. Un ejemplo es Joan Ribó que sólo cuida de los suyos y no permite a los valencianos algo tan tradicional y tan histórico, que no es un tema religioso, como que la Real Senyera entre al Te Deum. Cuando gobierne el PP la Real Senyera volverá a entrar en la catedral el 9’Octubre como marca la tradición y la historia.

Me siento decepcionada con ese tipo de políticos pero a pesar de todo creo que es una vocación de servicio necesaria, que los mejores deben de estar en política, que la sociedad tiene que buscar a los mejores, sean del partido que sea, y que deben intentar encontrarlos que los hay y confiar en ellos.

Habla de seleccionar a los mejores profesionales pero algunos no cumplen requisitos tan básicos como hablar idiomas o haber ejercido como profesionales, ¿No se deberían establecer requisitos como en cualquier otro tipo de empleo?

Es un gran debate en la política española pero también es verdad que tal y como configuramos nuestra Constitución y el derecho al sufragio activo y pasivo lo configuramos de forma que cualquier persona con independencia de su formación o preparación pueda acceder a un cargo de representación. Ese es el gran debate. Yo sí que creo que los políticos deberían tener una mínima preparación para acceder a puestos de responsabilidad, como se le pide a cualquier gerente de cualquier empresa para poder gestionar bien.

Por ejemplo, no nos hubiese pasado lo de la estafa de la EMT si hubiera habido un político al frente que supiera lo que hace. Con ejemplos como el de Grezzi y los cuatro millones de euros es cuando uno empieza a reflexionar y es que cualquiera no vale para esto. No todo el mundo puede estar al frente de dinero público que es el dinero que paga la jubilada, el pensionista o la persona del paro todos los días. Es muy grave.

¿Si pudiese volver a empezar su carrera profesional elegiría la política?

Pues no lo sé. Yo creo que mi familia me condicionaría, me apretaría para que siguiera con el ejercicio de la abogacía. Pero a la segunda conversación serena verían que para mí esto es inevitable, si te gusta no puedes evitarlo. Si volviera atrás sabiendo lo que sé, no podría evitar volverme a meter en política.