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Llegados a este punto de LaLiga, sumar los tres puntos está por encima del camino que se elija para lograrlo. Tras una primera mitad brillante y arrolladora, al Valencia CF le tocó sufrir muchísimo para llevarse el botín de los tres puntos, con un final de infarto. El palo y el codo de Neto, en una acción de reflejos, no “invalidaron” el doblete de Santi Mina, determinante para sumar una victoria vital, que afianza al equipo en la zona de privilegio.

Sabedor de la importancia de añadir tres puntos más en la clasificación, con los que agarrarse con fuerza a la zona de privilegio, el equipo dirigido por Marcelino salió con las ideas muy claras y dispuesto a disfrutar sobre el césped. Brillantes en el primer tiempo. La afición que pobló la grada de Mestalla no se quitaba la sonrisa de su rostro, viendo el control aplastante del Valencia CF, dándole una circulación brillante al balón, con diagonales hacia el interior desde las dos bandas, rompiendo Rodrigo por el centro, con Parejo como guía, Coquelin sujetando tácticamente al equipo desde la sala de máquinas… Solo había que esperar a que el gol llegara, la sensación de peligro era constante.

Primero lo intentó Parejo con un remate de cabeza, luego Santi Mina dejó atrás el balón con la cabeza buscando el remate de un compañero que no encontró rematador, el capitán lo intentó también con un lanzamiento directo de falta… con el guardameta Neto como un espectador más. El Valencia CF era un rodillo sobre el césped, intuía que el gol acabaría llegando y en el minuto 33 de partido, un centro kilométrico y con una precisión excelente de Martín Montoya no lo quiso desaprovechar Santi Mina, que con un perfecto remate de cabeza elevó el 1-0 al marcador. ¡Mestalla explotó de alegría! Se hacía justicia a los méritos del conjunto blanquinegro.

Más allá del resultado, hay signos que reflejan la mentalidad de este Valencia CF con el ADN de Marcelino. A pesar de ir por delante en el marcador, mostró su poderío siguiendo llevando el mando del partido. Quería más, con inteligencia, pero dispuesto a buscar el segundo gol. Y no llegó de milagro; primero en un control de Parejo, que casi le deja solo en el punto de penalti, luego tras un centro de Santi Mina que no dejó solo a Guedes delante del meta Toño por un palmo. ¡Lástima! La afición se enfadó cuando el árbitro señaló el descanso, quería más porque estaba disfrutando.

Parecía que iba a ser una tarde plácida en Mestalla, pero la realidad acabó siendo bien distinta. La Real “encerró” en el área al Valencia CF, se adueñó del balón y a pesar de los intentos del capitán Parejo de cambiar la dinámica arengando a sus compañeros o de los cánticos desde la grada, tras un saque de puerta, Oyarzabal dejó helado Mestalla con el empate a uno. Era su primer remate entre los tres palos, pero acabó en gol. Hacía falta activar la tecla para devolver la situación a su orden natural.

Marcelino introdujo a Zaza por Carlos Soler, reubicando a Guedes por la banda derecha y a Rodrigo cayendo a la banda izquierda, y acertó de pleno. Un centro envenenado del hispano-brasileño no lo logró blocar Toño… y ahí apareció Santi Mina, con su puntera, para volver a poner en ventaja al Valencia CF. “¡Vamosssss!” se gritaba desde la grada. Hacía muchísima falta ese gol para volver a poner “orden” a un partido que no debió complicarse como ocurrió.

Tras quitarse el susto, había que defender a muerte la ventaja. Los corazones de los aficionados se aceleraban, sobre todo cuando la Real casi empata tras una doble ocasión en unos segundos. Una falta directa desde el lateral golpeó en el palo, y el rechace lo sacó Neto con el codo en un acto de reflejos con un valor incalculable. ¡Qué final de infarto! Pero este Valencia CF sabe ganar arrollando y sufriendo.