Foto: Lázaro de la Peña / www.valenciacf.com

El jugador de moda, Rodrigo consigue el gol que le da al Valencia CF la quinta victoria consecutiva en LaLiga, desplazando del tercer puesto al Real Madrid, de nuevo con un papel clave de la afición de Mestalla. A continuación destacamos la crónica del valenciacf.com.

Mestalla ha disfrutado de un Valencia CF que no se cansa de ganar y tras anotarse otro triunfo, escala al tercer escalón del podio de LaLiga superando al Real Madrid. Nadie es capaz de frenar a un equipo lanzado hacia la Champions, ambicioso y competitivo para regresar por la puerta grande a la máxima competición continental, aunque se sufra en los minutos finales, momentos en los que la afición vibró con su energía para ayudar a su equipo. En una muestra de poderío sobre el césped, el equipo dirigido por Marcelino sabe en todo momento qué marcha ponerle al partido. Colocados perfectamente, maneja a la perfección en qué momentos hay que darle velocidad o pausa al partido, pero siempre teniendo la situación bajo control. Y como recuerda el técnico en el vestuario, nunca hay que cansarse de ganar y cuando Guedes se subió a la moto en el minuto 6 de partido, la afición olía que algo bueno iba a pasar. Llegó a la línea de fondo, dejó a su rival sentado con un recorte en una baldosa, para darle una golosina a Rodrigo en el segundo palo, dispuesto a adelantar al equipo con su cabeza. ¡Vamossss!

A este paso habrá que cambiarle a Rodrigo el nombre en su camiseta y añadirle la “L”, porque en Mestalla ya se le conoce como “Rodrigol”. Está de dulce y balón que le llega… al fondo de la red. Era el 1-0, una muestra de autoridad, pero el Valencia CF quería más. Da la sensación de  que nunca tiene suficiente, acumulándose los disparos a Pau López, agrandándose bajo los palos para repeler los potentes disparos de Kondogbia, Guedes, Montoya o Zaza. Este Valencia CF juega de memoria. Parejo y Kondogbia son capaces de jugar con los ojos cerrados, interpretan sus movimientos con una precisión suiza. Guedes reparte magia cada vez que le llega el balón, nunca sabes por dónde te va a salir y tiene la portería entre ceja y ceja si no hay un compañero mejor posicionado. Mestalla se llevó las manos a la cabeza cuando el portugués, con un toque orientado, dejó atrás a su rival para plantarse dentro del área antes de ejecutar su disparo, salvando con las yemas de los dedos de forma milagrosa Pau López, como luego repitió ante Zaza, en pleno huracán de ocasiones valencianista. Atrás, a base de trabajo, se está logrando edificar un muro infranqueable, saliendo siempre con anticipación Garay o Gabriel Paulista para apagar cualquier atisbo de rebelión visitante. Los dos marcan la línea y no hay quien pase. Y si no… aparece Neto, de nuevo poniendo el candado a su portería.

La sensación en la grada al descanso era que el marcador era corto para los méritos de unos y otros, no cabía en su imaginación sufrir, pero tampoco había que confiarse, sobre todo al ver cómo el RCD Espanyol desafiaba al Valencia CF robándole el balón tras los dos disparos iniciales de Zaza y Parejo. Pero este equipo tiene recursos para todo, plantándose delante de Neto y buscando sentenciar con un contragolpe. Eran momentos difíciles, pero ahí volvió la grada a levantar al equipo con sus cánticos y Guedes se subía a su moto trazando diagonales cada vez que recibía el balón. ¡Qué jugadorazo!. Mención aparte merece también Kondogbia, tanto a la hora de desplegar su físico imponente para recuperar o dificultar la creación del rival, como escondiendo el balón o distribuyendo con su zurda a la hora de iniciar el ataque. No hay quien le robe el esférico y eso tiene un valor incalculable.

Mientras iban cayendo en goteo los minutos acercándose al final con el marcador “abierto”, quizá debido a la falta de frescura en los últimos metros por el esfuerzo realizado hasta el momento, de ahí que Marcelino diera entrada a Santi Mina, buscando ese segundo gol que acabara con la incertidumbre del marcador.